1.
Presentación
En
el presente ensayo nos aproximaremos al carácter
agrocéntrico de la cultura andina a partir de
la lectura del relato “La aparición del
señor de Muruhuay” (1).
Examinaremos cómo, luego de la hierofanización
de un lugar determinado y de la curación de la
comunidad que lo rodea, se da el paso del caos al orden
en el mundo representado, demostrando que este hecho
se vincula a una cosmovisión agrocentrista. Asimismo,
al comparar nuestro relato con otros dos estudiados
por Efraín Morote Best (1988) exploraremos otros
aspectos de la cultura andina que subyacen al texto
como: la dualidad de las divinidades andinas y el carácter
endoculturador/fertilizador del wanka (piedra en la
que aparece la divinidad).
2.
El relato
La aparición del Señor de Muruhuay
En
el tiempo de nuestros abuelos, la zona conocida ahora
como Muruhuay era tan sólo un monte en el que
la gente acostumbraba pastorear los rebaños
por la madrugada. Luego, cuando creían que
ya se acercaba el alba, bajaban a trabajar la chacra.
Pero la gente se confundía mucho porque no
tenían relojes.
Un día se levantaron más temprano de
lo acostumbrado para alimentar a los animales. Mientras
subían al monte creyeron ver sobre una gran
piedra unas velas blancas encendidas que chorreaban
mucha cera. Pero al acercarse descubrieron que en
realidad se trataba de unos huesos que manaban sangre
y vieron que en la piedra aparecía grabada
una imagen. “¡El señor ha venido
a visitarnos! —exclamaron Vamos a construirle
una choza aquí”. Enseguida fueron al
pueblo a contárselo a los comuneros quienes
creyeron que era un milagro porque en esa época
muchos pobladores morían de viruela. Es por
ello que lo llamaron “El Señor de Muruhuay”,
que quiere decir “El Señor del lugar
de la Viruela”.
(2)
Entonces
le construyeron la choza y le rogaban para que curase
a los enfermos. Éstos empezaron a lavar sus
heridas en la fuente que está al costado del
templo, la cual proviene de lo alto del cerro y, milagrosamente,
se curaron. Posteriormente le hicieron una casa más
grande. Tiempo después unos extranjeros le
construyeron su iglesia.
Este señor es muy milagroso, no sólo
cura enfermedades sino también da suerte en
el negocio o soluciona alguna disputa. Por eso la
gente se lleva en botellas el agua de la mencionada
fuente. Dicen que Belaúnde, “el chino”
y Toledo fueron a pedirle suerte en las elecciones
y que por eso ganaron.
Pero está prohibido casarse en ese templo porque
no le gusta al señor ya que es muy “celoso”.
Si alguien lo hiciera luego se separa de su pareja.
Cuentan que una vez una pareja se casó allí
y que la esposa murió enferma y el esposo,
en un horrible accidente automovilístico.
Ahora la gente ya no se le puede acercar al señor
para tocarlo ni menos para ponerle velas porque una
vez se incendió el templo y a causa de ello
la imagen se dañó y al restaurarla no
quedó tan bonita como antes. Por eso no hay
candelabros cerca de la imagen sino sólo afuera
del templo.
La fiesta que conmemora esta aparición se celebra
todo el mes de Mayo en el pueblo de Acobamba que está
debajo de Muruhuay con castillos y con mucha comida
sobre todo. La organización de la fiesta se
le encarga al mayordomo quien tiene que ser un hombre
que se ha casado dentro de la comunidad. Él
tiene que contratar la banda de músicos, darles
de comer, comprar los adornos, organizar las misas
y repartir la comida a los asistentes. 
3.
El monte cosmizado
El tiempo de la aparición de la imagen se configura
como un “tiempo aquel”, in illud tempore.
Esta aparición marca un hito en el tiempo, un
antes y un después. En efecto el monte sólo
era utilizado como lugar de pastoreo pero al aparecer
la imagen se produce su consagración ya que ha
sido hierofanizado por la divinidad. Por ello en el
relato se decide construir una especie de templo (una
choza en principio) ya que este nuevo espacio sagrado
se instala en (e interrumpe) el espacio profano (Eliade,1994:
25-36).
Podemos trascender esta primera lectura si recordamos
que para Eliade “ningún mundo puede nacer
en el “caos” de la homogeneidad y de la
relatividad del espacio profano (ya que) el descubrimiento
o la proyección de un punto fijo —el centro—
equivale a la creación del Mundo” (26).
Si asociamos la crisis que acarrea la enfermedad y el
“caos” del que habla Eliade al descubrimiento
de la imagen, tendríamos que la piedra en la
que está grabada sería un poste cósmico
o axis mundi que conecta los tres mundos de
la cosmovisión andina: El hanan pacha,
el kay pacha y el uku pacha. Entonces
tenemos que este poste cósmico es el agente fundador
del orden en la comunidad. (3)
4.
Las dos caras de la imagen
La dualidad es una de las características principales
de las divinidades andinas (Rostworowski, 2000). En
esta perspectiva conviene recordar la situación
inicial del relato para enriquecer nuestra lectura:
la viruela arrasa con la población pero el “señor”
les devuelve la salud por medio del agua. La divinidad
les da poder positivo en este caso, les da Sami,
vocablo que podría traducirse como estado de
gracia, de dicha o capacidad de obrar eficazmente (Urbano,
1976: 139), algo que no podían hacer los comuneros
por su enfermedad.
Ahora bien, en el relato se actualiza este concepto
cuando se refieren las bondades de la divinidad: “es
muy milagroso, no sólo cuya enfermedades sino
también da suerte”. En este enunciado se
ha dejado de lado el tiempo de la historia y se está
refiriendo una situación que corresponde al contexto
del sujeto enunciador. Cabe añadir, que es sintomático
que los comuneros quieran tocar la piedra para “cargarse
de poder” para “animarse” ya que esto
demuestra el carácter concreto de las divinidades
en el mundo andino. Aquí “suerte”
(suwirti) se configura como la evolución
del concepto sami. Interesante es resaltar cómo
se valida reiteradamente la condición poderosa
de esta divinidad local: los presidentes vienen a pedirle
favores a ésta y no a otra de la tantas que podemos
mencionar en los Andes peruanos.
Este hecho revela la dimensión perlocutiva del
testimonio: se hace una demanda implícita a los
gobernantes para que establezcan vínculos de
reciprocidad con la comunidad, para que retribuyan el
favor de la divinidad local.
Por otro lado, tenemos que esta divinidad también
tiene facultades negativas porque puede causar desgracias,
chiki (Urbano, ibid). Al respecto
debemos recordar los relatos sobre Wamanis (otra denominación
para los dioses de la montaña) que estudia Ansión
(1986) en los que éstos premian y castigan a
los runakuna (115-122). En nuestro caso la
oposición es visible entre unir y separar a los
individuos. La divinidad puede otorgar vida pero también
muerte. En el trágico microrelato está
operando una concepción que trasciende la cosmovisión
sincrética andina/occidental: se trata del temor
de dios, en general, y de la prohibición de tocar
a las mujeres del tótem, en particular.
________________
(1)
Este relato es fruto del testimonio de Juana Lovera,
señora de 82 años nacida en Acobamba-Tarma,
en el departamento de Junín recopilado el año
2003.
(2)
Literalmente dice: “el señor de la casa
de la enfermedad” (donde, “muru” significa
enfermedad y “huay”, casa).
(3)
Es bueno señalar que Eliade (1985) asocia
el concepto de axis mundi también a
montañas y ciudades (21) ya que podemos plantear
que la piedra tallada es una sinécdoque particularizante
del cerro si lo consideramos como Apu (dios
de la montaña).
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- 2 - BIBLIOGRAFÍA |