
Gihan
Tubbeh
(Lima, 1984)
Fue
seleccionada dos años seguidos para publicar en
la antología del certamen de poesía argentino
"Jorge Luis Borges", pero, por razones externas
al concurso, no pudo publicar ninguna de las dos veces.
Las últimas publicaciones las ha realizado en las
revistas Mundano y Factoría. Además de escribir
pinta y le gusta el cine. Actualmente estudia Ciencias
de la Comunicación en la Universidad de Lima.
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RELINCHA
EL RECUERDO
La
noche está oscura y mojada
Vacía en su penumbra
La luna desmaya y rasguña las miradas,
Los caballos relinchan como un violín bailando
un tango
Ida y vuelta
Va y viene.
La noche duerme, todos duermen
Uno muere y nadie lo sabe.
Mi ombligo asustado respira la humedad
E invadimos un grandioso corral
Que transpira un hedor inapetente.
Ellos despiertan de su sereno insomnio
Nos huelen, nos oyen, nos sienten.
Se aproximan vacilando su paso inseguro
Inquieto, desconfiado.
Se acercan, se interesan
Se dejan palpar
Acariciar entre lo oscuro envolvente.
Susurras delicado, casi mudo
Y mientras nos distanciamos
Ellos divagan por la vista inesperada, encantada.
Soy la gitana desvistiendo la noche
-embriagada por vino tinto y relinches de caballos.
Tu grito me escucha, escuchas mi grito
Tócame, abrázame, excusa a tu caballo
indomable.
La noche duerme, todos duermen
Mientras yo despierta y casi muerta
Sueño a recordar.
La luna casi muge alertando el galope colérico.
Mis ojos te miran y en cada relinche
Te quiero más cerca
Y el silencio de las estrellas
Acompañado por los bisbiseos de la guitarra
adormecida
Me invita a la eterna resonancia del recuerdo.
Un ser tan indomable, invadido
Que enfurecido por el miedo, tiembla
Juega con su mirar;
Avanza, retrocede
Avanza y se detiene:
Nos observa.
Nos invita a perseverar.
Un anillo suelto y un abrazo excusado me distrae
hasta que de pronto
Nuestro indomable, galopea, se precipita
Se asusta y nos intimida
Relincha enamorado.
El tiempo gatea anónimo por el corral.
Delínea sus orejas cayendo
Dibuja brillantes sus ojos que besan inseguro
Enternece, retrocedemos;
Él se acerca y nos suplica una caricia.
La noche duerme, todos duermen
Duermen bajo la lengua oscura que tiñe el
cielo negro,
Abrasa envolvente a la luna soberana...
Y nos incinera en silencio
Con sus estrellas sin sombra
Quietas como un coro que espera a cantar:
Apurímac me seduce
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