Nº22
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50 Salazar 50

 

Desde el año 2014, en que se celebró el 50 aniversario de la publicación de Lima la horrible, han sido muchas las publicaciones y los homenajes realizados en torno a la obra crítica y literaria de Sebastián Salazar Bondy (1924-1965). La revista Martín, de la Universidad San Martín de Porres, publicó un número completo dedicado a él, y el poeta y profesor Alejandro Susti  recopiló, en dos gruesos volúmenes, más de cuatrocientos artículos periodísticos nunca antes publicados en libro –un material valiosísimo para quien quiera conocer el ambiente literario y cultural de los años cincuenta y sesenta—. Simultáneamente, la Casa de la Literatura inauguró la exposición El señor gallinazo vuelve a Lima, que estuvo abierta al público durante cinco meses, y la editorial peruana Lápix publicó una nueva edición de Lima la horrible  –un libro que ninguna otra editorial de nuestro país había publicado en casi cuarenta años—. En este año 2015, y ya por los 50 años de la muerte del escritor, la Universidad de Lima organizó el coloquio Todo esto es mi país y la Feria Internacional del Libro le dedicó una mesa de homenaje póstumo.

Podría decirse que todos estos esfuerzos institucionales o individuales demuestran que la memoria de Sebastián Salazar Bondy siempre ha gozado de buena salud. La muestra de la Caslit tuvo una gran afluencia de público (razón por la que se extendió durante tantos meses) y muchos portales en línea –además de los diarios tradicionales— publicaron notas a propósito de la efemérides. Sin embargo –y como bien lo saben las mismas personas que organizaron estos encuentros— esto no ha sido siempre así. A excepción de algunos interesados en su teatro o en su poesía, el grueso de la obra de Salazar Bondy siempre fue lejano para los lectores de literatura peruana y prácticamente desconocida para la mayoría. La mayoría de las veces los apellidos “Salazar Bondy” casi siempre han remitido más al hermano Augusto, el filósofo, que a Sebastián, el escritor. 

El largo olvido en el que quedó Salazar Bondy se debió a un amplio conjunto de factores. La irrupción del boom latinoamericano en los años sesenta y setenta, que privilegió siempre el género de la novela, no prestó mucha atención a los escritores dedicados al teatro, el cuento y la poesía. Por otro lado, el éxito alcanzado por la publicación de Lima la horrible, poco antes de su muerte, hizo que muchos lo recordaran más como ensayista (un ensayista de corte ideológico) y no como un cultivador de la dramaturgia o la lírica. A todo esto se suma la relativa indiferencia por publicar nuevas ediciones de su obra. A excepción del proyecto de las obras completas, realizado por la editorial Francisco Moncloa Editores en el año 1967 (que solo cubrió las piezas teatrales y la poesía; la narrativa y los ensayos quedaron para siempre pendientes) y alguna que otra publicación ocasional, no ha habido otra editorial que intente recuperarla. Así, aún hoy es necesario recurrir a antologías de teatro peruano o a antologías de su obra para tener una idea más cercana de lo que fue su poesía y su narrativa.

A la falta de libros se sumó también la cada vez más difusa figura del escritor en la opinión pública. Al entrañable recuerdo que dejó en su generación –y en las generaciones más jóvenes que lo conocieron en su papel de impulsor de la cultura— le siguió la indiferencia de algunos intelectuales limeños conservadores no muy contentos con Lima la horrible. Los estudiosos de Arguedas tampoco lo tendrán entre sus favoritos, ya que sus declaraciones en la mesa sobre Todas las sangres (celebrada en Arequipa) estuvieron muy lejos de defender la posición del escritor andahuaylino.  Finalmente, el débil lazo que lo unía a la dramaturgia correrá el peligro de romperse, pues el teatro La Cabaña, que alguna vez fue bautizado con su nombre en señal de homenaje, volvió a tener su nombre original (o sea, “La Cabaña”), sin explicación alguna por parte del gobierno de turno.

Pero más allá de estos factores, la pregunta que cabría hacerse ante el panorama descrito arriba es: ¿a qué obedece este nuevo auge de Salazar Bondy?  ¿Cuál es el “horizonte de expectativas” o esta suerte de predicado bajo el que se ha vuelto a empezar a leer su obra? Tal vez lo primero que hay que señalar es que este regreso no significa necesariamente el regreso de toda su obra. Como ya se ha dicho arriba, las nuevas publicaciones se han ocupado de Lima la horrible y sus artículos periodísticos pero no de su teatro, su narrativa y su poesía. Sin embargo, las preguntas siguen pendientes, pues el interés parece haber rebasado estos detalles.

Uno de los factores que tal vez expliquen esta circunstancia sea el comienzo del fin de la gran era del Boom Latinoamericano. Celebrados, reeditados, traducidos e infinitamente premiados, los escritores de esta generación han cumplido su ciclo y ya por fin los lectores de hoy buscan escritores que no pertenezcan a esta poderosa esfera. Así, el Premio Nobel de Literatura otorgado a Mario Vargas Llosa en el año 2010 señaló el punto más alto de esta larga hegemonía pero también marcó su agotamiento. Las nuevas generaciones (ya mayorcitas, de hecho) han ocupado el lugar de los escritores que ocupaban las planas desde hace cincuenta años y el panorama parece haberse renovado favorablemente. Un segundo factor (complementario a este) es lo que podría considerarse como una revolución de la lectura. Pues si hasta hace unos quince o veinte años aún había ciertas jerarquías en cuanto a qué se era según lo que se leía (prestigio era leer el Boom) ahora hay una oferta y una calidad de lecturas mucho mayor.

El primer elemento aquí señalado puede entenderse como un mero cambio de época. Sin embargo, hay que señalar que procesos como estos no consisten solo en una renovación de nombres sino también de una renovación de precursores. En los últimos años –al menos, en el Perú— las nuevas generaciones han reclamado la importancia y el valor de autores que ya eran conocidos pero aún se encontraban escasamente difundidos como Carlos Calderón Fajardo y Augusto Higa –autores cuyo eco es hoy mucho mayor al que tenían en los años noventa—. Así, no es extraño que además de querer conocer a escritores como estos hoy haya un interés por acercarse a aquellos que quedaron relegados detrás del road show de los años sesenta. Aquellos que, sin ser los más favorecidos por la dorada fama, fueron parte importante del movimiento y que por razones extrañas a su papel quedaron relegados.

Sin embargo, leer los artículos literarios que Salazar Bondy publicó en La Prensa y El Comercio no significa redescubrir a un escritor peruano marginado u olvidado de mediados del siglo XX. La competencia de estas crónicas y reseñas no es la de buscarles un lugar entre las novelas o los cuentos de los escritores del cincuenta, como a veces se intenta hacer con otros escritores cuando se les busca rescatar (y, muchas veces, infructuosamente). En realidad, el valor de estos artículos (cuyo corolario final, aunque no total, será Lima la horrible) está, por un lado, en que nos permiten conocer ese escenario cultural tan mentado pero aún poco conocido de los años cincuenta y sesenta. Se conocen bien las novelas y cuentos de Vargas Llosa, Reynoso, Congrains y Ribeyro, pero ahora lo que interesa más es aquello que sucedió alrededor de ellas. Es por eso que se escriben perfiles sobre el joven Vargas Llosa o se publica, con mucho éxito, una nueva edición de La caza sutil, que reúne los artículos que escribió Ribeyro en estos años. No obstante, esta inclinación por textos y artículos de esta naturaleza también responde, como ya se dijo, a una apertura del lector. Desde la década del 2000 empezaron a hacerse más conocidos los escritores de crónicas periodísticas y, con ello, una forma diferente de acostumbrarse a otro tipo de escritura. No es coincidencia, pues, que con este nuevo movimiento haya surgido el interés por escritores como Salazar que, en la historia del periodismo cultural de nuestro país, es una de las piedras angulares del género de la crónica. No es coincidencia, tampoco, que en estos tres últimos lustros hayan surgido revistas dedicadas por completo a este mismo rubro y, simultáneamente, surja un número considerable de pequeñas editoriales por publicar a autores provenientes del periodismo (las mismas editoriales que le hicieron lugar a Calderón Fajardo o Higa).

Podrían encontrarse algunos elementos más que expliquen la vuelta de Salazar. El resurgimiento del socialismo en América Latina –como la revolución bolivariana, que es planteada como una revolución cultural— ha hecho circular nuevamente la obra de Eduardo Galeano y Luis Britto García. Sin embargo, lo que también se puede decir es que los tiempos actuales aún nos hacen reflexionar mucho sobre lo que escritores como Salazar siempre subrayaron. Hasta hace poco el tema de las políticas culturales casi no era discutido por el gran público. Hoy, en cambio, hay mucho interés por saber qué es lo que una municipalidad hará en este sentido. Hasta hace poco, también, casi no habían reacciones ante la injerencia de los poderes sobre los derechos ciudadanos. En este último año se han producido un gran número de marchas (y no solo en Lima, como muchos limeños creen) en las que se reclama por un trato democrático e igualitario.

Todo esto no significa que surjan nuevos problemas y, especialmente, mitos: la Marca Perú es hoy una nueva Arcadia Colonial, la historia del Virreinato solo se resume en la telenovela de la Perricholi y el carácter social y cultural del limeño aún parece inclinarse hacia el pasado. En los micros siguen escuchándose valses del cincuenta y rock de los ochenta. Pero, aun así, hay muchos elementos que permiten decir que el momento en que ha regresado Salazar es el más propicio.

 

SSB a los 50

Exposición “El señor gallinazo vuelve a Lima”. Casa de la Literatura Peruana
http://www.casadelaliteratura.gob.pe/?p=15019

Coloquio “Todo esto es mi país”. Universidad de Lima
https://www.youtube.com/watch?v=cE2qBxrhsCs&list=PL3_mJTvQH0R4SdjsdgyhB8BajGaleTuYH

Mario Vargas Llosa visita la muestra “El señor gallinazo vuelve a Lima”
https://www.youtube.com/watch?v=cE2qBxrhsCs&list=PL3_mJTvQH0R4SdjsdgyhB8BajGaleTuYH

SSB en Vallejo & Co. Artículo de Alejandro Susti
http://www.vallejoandcompany.com/periodismo-y-literatura-en-la-obra-de-sebastian-salazar-b-por-alejandro-susti/

Diario Perú 21
http://peru21.pe/espectaculos/sebastian-salazar-bondy-y-10-frases-vigentes-lima-horrible-2205060

 
 
©Mario Granda, 2015
 

Mario Granda (Londres - Inglaterra, 1978). Licenciado en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, actualmente se desempeña como profesor de literatura latinoamericana en la Universidad Jesuita Antonio Ruiz de Montoya y como coeditor de la Revista Virtual de Literatura El Hablador.

 
 
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El Hablador 2003-2015 © Todos los derechos reservados | ISSN: 1729-1763
           
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