Hay novelas que llegan tarde a nuestras manos. Algunas, antes de tiempo. Otras, en el momento preciso. Yo creo que Rosario Tijeras es de las pocas que escapan de esta clasificación, creo que no tiene “momentos”, que se disfruta cabalmente en cualquier situación.
Medellín, ciudad colombiana, rodea los aconteceres de esta historia donde la protagonista es una joven vinculada al sicariato de alto vuelo. Ella se convierte en víctima y victimaria; y en el esplendor de su belleza atrae el amor de hombres: amigos primero, enemigos después. Mas no quiero volver sobre la historia de esta conocida novela que cuenta con numerosas reediciones y que a 10 años de su aparición (1999), sigue figurando en los escaparates más destacados de las librerías. La intención aquí es mostrar las palabras del autor, Jorge Franco, con quien sostuve una conversación –vía electrónica– a propósito de este feliz aniversario.
Rosario no es la única novela que has escrito, pero sí la más celebrada. Ha obtenido elogios de la crítica y, a la vez, de miles de lectores. Es decir, la combinación perfecta.¿Habías pensado en todo tipo de lectores (especializados y comunes) al momento de redactarla? No es usual engarzar armoniosamente la calidad y el entretenimiento en la literatura…
Cuando hice Rosario Tijeras era un escritor bastante anónimo y hubiera sido muy pretencioso pensar en lectores durante el proceso de escritura. En el único lector en el que pienso cuando escribo soy yo. Tiene que agradarme lo que hago, lo demás es impredecible, nunca se sabe qué camino va a tomar un libro. Mi única intención con Rosario… era contar una historia sobre una época de Medellín que me tocó vivir, una época pavorosa. Cuando la publiqué, todo me tomó por sorpresa y hoy en día sigo sin entender por qué la novela fue exitosa.
Rosario… entonces, alcanzó fama insospechada y significó tu internacionalización. De allí en más, tus publicaciones posteriores siempre fueron esperadas con gran expectativa. La última apareció el 2006 bajo el título de Melodrama. Y fue especial para ti, ya que la señalaste como la más literaria de tus novelas. Es densa y cuenta con una técnica mucho más compleja con respecto a las que venías empleando en tus obras anteriores. Consideras que Melodrama, por todo ello, ¿es superior a tus demás novelas?
Es una novela que escribí para engolosinarme con la literatura. Me encantaba hacer experimentos con ella, yo mismo me creaba obstáculos para ver si era capaz de superarlos. Fue una apuesta y al escribirla sabía que no iba dirigida a todos lectores de Rosario Tijeras y Paraíso Travel. Esta historia requiere de más atención por parte del lector pero al mismo tiempo traté de que tuviera un ritmo rápido, a pesar de su extensión. Al escribirla yo sentía que página a página iba pisando con más fuerza el acelerador. En términos literarios la considero mi mejor logro, y desde el punto de vista de la crítica es la que mejores comentarios ha obtenido.
Dado el cambio radical de registro, ¿tus editores pusieron algún reparo en publicarla?
Ellos fueron conscientes de la dificultar comercial que podría tener la novela pero me apoyaron desde el comienzo, y para sorpresa de todos, la novela estuvo durante varios meses en la lista de los libros más vendidos en Colombia.
Entonces con Melodrama como una novela “más elaborada”, ¿quisiste romper algún tipo de encasillamiento?
Sí. Por ejemplo, quería apartarme un poco del tipo de mujeres que protagonizaron mis historias anteriores. Las mujeres de Melodrama son más maduras, más curtidas, y de alguna manera mucho más desencantadas de la vida. Aunque sigo jugando con el tiempo, quise también cambiar un poco la estructura de la novela. En Melodrama los saltos en el tiempo son más imperceptibles, justo en el momento en que se da el giro. Y el tema de la novela abarca mucho más, las anteriores eran más puntuales en su temática, mucho más fáciles de definir. Melodrama, por el contrario, trata sobre muchos aspectos de la vida.
Siguiendo con esa línea, se percibe que Melodrama no solo amplía las fronteras técnicas de tu producción, también es más totalizadora en cuanto a la temática que aborda: la migración. Ya no se trata de Colombia solamente, se trata de la visión latinoamericana frente a Europa...
El tema de la migración ya lo había tratado con más énfasis en mi novela anterior, Paraíso Travel. Con Melodrama buscaba transitar por la historia de Colombia, por parte de la historia latinoamericana y del mundo. Trata sobre muchos temas, es muy complicado definirla en pocas palabras. Tiene un elemento común a toda América Latina y es el melodrama como impulso para contar esta historia. El melodrama, como telenovela, es el producto cultural latinoamericano que más se exporta. Claro que Melodrama, el libro, va más allá del melodrama convencional y por el contrario, muestra su lado más sórdido.
Y así como la migración, el tema de la violencia también es recurrente en tu obra, pero en Melodrama, de una manera muy "latina": personificándola en un gran monstruo que devasta desde casas hasta poblados enteros solo con un grito. ¿La descripción de esa violencia es solo una visión del escritor frente a este problema, o es también un compromiso adquirido con la realidad que lo circunda?
Creo que las dos cosas. Me mortifica cualquier brote de violencia, de cualquier tipo y en cualquier parte del mundo. Creo que la violencia es lo que nos impide avanzar como raza humana, es el mayor error de los humanos, nuestra mayor frustración. El monstruo de la novela personifica a esa violencia universal, con él quería evitar que se sectorizara la violencia y por el contrario quería mostrar que ésta no tiene límites ni fronteras, y peor aún, que habita en cada uno de nosotros.
Con la experiencia previa como escritor, ¿cómo ves tus proyectos literarios de aquí en adelante, seguirás experimentando nuevas facetas técnicas?
Estoy escribiendo una nueva novela, ya llevo un par de años en ella pero todavía, creo, me queda un año más de trabajo. En cuanto a la técnica no se parece ni a Melodrama ni a Rosario Tijeras. Es una historia contada a tres voces, y cada voz tiene una forma diferente. Al igual que Melodrama, es complicada de definir porque toca muchos temas a la vez.
CINE Y TRADUCCIÓN
También has estudiado cine. Y reconoces la influencia del sétimo arte en tu literatura. Además, Rosario Tijeras fue adaptada a la pantalla grande. Y como hace poco se ha creado un pequeño debate acerca de la pertinencia de llevar las obras literarias al cine, te pregunto cómo evalúas la película basada en tu novela. Y, para hablar también de adaptaciones recientes, ¿qué opinas del resultado de cintas como Ensayo sobre la ceguera y ¿Quieres ser millonario??
Quedé contento con la adaptación de Rosario Tijeras al cine. Hay cosas que yo habría hecho de otra manera, pero no es mi película, es el punto de vista de alguien más y como tal lo respeto. Lo importante es que tiene el alma de la novela. Sobre Ensayo sobre la ceguera tengo que decir que aunque la película no me pareció que logró un buen resultado, sí creo que es una buena adaptación, es decir, ahí está el libro, sólo que hay historias como ésta que únicamente funcionan en el libro, pero eso es algo que es difícil saber de antemano, simplemente hay que arriesgarse, como lo hicieron los productores, pero lastimosamente la película no tiene la emoción de la novela. Sobre ¿Quieres ser millonario?, no puedo opinar mucho porque no conozco el libro. La película me pareció que estaba bien pero no la veo como algo del otro mundo. Yo le habría dado el Óscar a otra adaptación, esta vez de un cuento, “El curioso caso de Benjamin Button”.
Esta vez, el dossier de El Hablador está dedicado a la traducción literaria. ¿Cuál es tu posición? ¿Tus experiencias personales frente a la traducción de tus novelas han sido gratas? Y como lector, ¿lees sin prejuicios las obras que no están escritas en un idioma que dominas?
No he tenido mucho contacto con los traductores de mis libros, apenas en unas tres o cuatro oportunidades. Creo que ellos deberían consultar más a los escritores porque he podido constatar que eso favorece mucho a la traducción. Y no puedo opinar mucho sobre mis traducciones porque apenas puedo leer las que se han hecho al inglés. Finalmente, no discrimino las obras traducidas porque me perdería de mucho si me limito a leer sólo los libros escritos originalmente en español.
© Jack Martínez Arias, 2009
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