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Tanto en The Moonstone como en Rosaura los dos autores se sirven de este expediente literario para dar a conocer al lector la verdad; pero, como las informaciones que hay en las cartas no son toda la verdad sino una parte, sólo se crea confusión.

 

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The Moonstone de Wilkie Collins y Rosaura a las diez de Marco Denevi

 

De un estudio de Lewis A. Lawson titulado Wilkie Collins and The Moonstone (1963: 62) resulta que: “Collins was profound in his use of the dream”. En efecto Collins se da cuenta de que el significado de los sueños es muy importante para representar por entero la personalidad de sus personajes.

En Rosaura el protagonista Camilo cuenta que sueña mucho (Denevi, 1991: 150):

Desde niño he soñado siempre, he soñado mucho. (...). Ya de grande, los sueños continuaron poblando mis noches. Dormir y soñar es para mí una misma cosa.

Y su confesión  le podría gustar a un escritor metafísico (Denevi, 1991: 152):

También he soñado que soñaba. (...). Quizás la vida sea eso, un sueño metido dentro de otro. Quizá la vida sea el tercer sueño concéntrico del que uno despierta cuando se muere.

Además, en las dos novelas el expediente de la carta tiene una importancia fundamental. The Moonstone empieza con una carta extraída de un documento de familia, útil para informar al lector del robo del diamante ocurrido muchos años antes de las acciones de la novela.  Otra carta es la que Rosanna escribe a Franklin antes de su muerte en la que le confiesa su amor y le revela que lo cree culpable del robo por haber encontrado su camisa de noche manchada de barniz.

En Rosaura  encontramos todas las cartas (ocho) que Camilo por suposición recibe de su amada (pero que en realidad  escribió él mismo), fundamentales para el desarrollo de la trama. Estas cartas sirven para desviar al narrador y hasta al lector como también la carta de Rosanna que confundía a Franklin.          La novela de Denevi se cierra con una carta de Rosaura donde revela su identidad.

Tanto en The Moonstone como en Rosaura los dos autores se sirven, pues, de este expediente literario para dar a conocer al lector la verdad; pero, como las informaciones que hay en las cartas no son toda la verdad sino  una parte, se crea sólo  confusión.

Muchos críticos han acercado las dos novelas considerándolas policíacas ya que hay en ellas soluciones a  crímenes.  Sin embargo, Fernando Alegría (1964) considera sí Rosaura : “la mejor novela policial que se ha escrito  en lengua española”, pero añade también que se trata de una “novela policial sin policías, naturalmente.”

Sobre este particular, Thomas Feeny (1978: 228)  sostiene:

If Rosaura really is a detective novel, like Moonstone it falls within the Romantic or Sensational type of detective story, intent upon mystifying and exciting its reader. 11

  En efecto,  ninguna de las dos novelas se parece a la clásica novela policíaca por distintas razones. En la novela de Denevi lo policíaco es sólo un simple pretexto ya que las cuatro declaraciones de los narradores no miran a restablecer la verdad cerca de lo ocurrido, sino sirven para relativizar la realidad, la verdad subjetiva sobresale a la objetiva. Rosaura pertenece a un género distinto del policíaco, pertenece al fantástico-extraño (D’Arcangelo, 1983: 123-124):

(...) dove l’accento non è messo sull’intreccio, ma sulle relazioni  dei personaggi. Fondamentale nella narrativa di Denevi è il ruolo dell’enunciazione, che, relativizzando la realtà e in certa misura personalizzandola, permette la contaminazione sogno-veglia e, più specificamente, vero-falso.

Además, en The Moonstone no tenemos como en las clásicas  novelas policíacas un solo investigador que resuelve el caso, sino distintos personajes que conducen cierta actividad investigadora para intentar, en cualquier manera,  de resolver el caso que se presenta muy  embrollado (Feeny, 1978: 228):

Even the most  inveterate armchair sleuth could hardly be expected, through pure deduction, to conclude that Franklin has committed a theft he cannot recall because he was in a drugged state when he took the gem.         

Se puede añadir que no sólo la policía, sino tampoco el lector, pese a  los numerosos indicios puestos a su disposición por el autor, es capaz de resolver el caso por su propia cuenta.

  En Rosaura Denevi proporciona al lector numerosos indicios, pero no le da los medios para explicar ni la subitánea aparición de Rosaura en la pensión ni su relación con el asesino.  Sólo al fin, cuando el caso ya ha sido resuelto, el autor lo explica todo en la carta de Rosaura a la tía.

Las dos novelas tienen, pues, una sola característica en común con la típica novela moderna: la capacidad de echarles siempre la sospecha sobre personajes distintos. En The Moonstone cada narrador que se sustituye a otro le echa la sospecha sobre alguna otra nueva persona. Por ejemplo Betteredge opina que el robo ha sido cometido por la criada Rosanna, en cambio el sargento Cluff sostiene que ha sido cometido por Rachel Verinder con la complicidad de su criada personal Rosanna. Esta última, en su carta escrita antes de suicidarse, le echa la sospecha sobre Franklin Blake y así a continuación. A este propósito  R. P. Ashley nota (1964: 53):

In the technique of casting of suspicion on each of his characters and then proving his innocence, Collins is particularly adept. The motives are so neatly balanced by alibis that the reader is left with the conviction that no one could have stolen the Diamond.

La técnica  de Denevi  es aún más compleja ya que en Rosaura el lector no se da cuenta de que  se ha cometido un crimen (al asesinato de Rosaura) hasta que no termine la novela, y cuando lo descubre se encuentra aún más confundido porque tiene que acordarse de todos los hechos precedentes para encontrar indicios sobre el asesinato. Además, como Rosaura con respeto a The Moonstone es un estudio más complejo desde el punto de vista psicológico, los lectores, a menudo, dudan en tomar el narrador a la letra. Por ejemplo David Réguel  da una versión del suceso analizando las cosas desde el punto de vista psicológico y se le da en cambiar la realidad por una inconsciente necesidad suya. También los demás narradores no dan una versión objetiva del suceso; cada uno de ellos, por razones distintas, ve las cosas desde su punto de vista y el mismo protagonista quiere concretizar sus sueños ilusionándose voluntariamente y ilusionando también a todo el mundo. Es por eso que el lector llega  a dudar de la objetividad de las declaraciones a la policía cerca de la conducta de Camilo para con Rosaura. 

Por fin, hay semejanzas hasta en los epílogos. Las dos novelas terminan con un asesinato y ambas las víctimas se esconden tras una falsa identidad en el momento de su muerte.  Pues, Rosaura es el falso nombre de Marta Correga, mientras Godfrey Ablewhite está disfrazado de marinero. El asesinato de los dos individuos ocurre en una triste pensión ubicada en los arrabales de la ciudad.

  A este respecto es interesante notar que también la segunda novela de   Denevi, Ceremonia secreta, y la otra novela de Collins, The Woman in White, presentan  víctimas que se esconden tras falsas identidades.

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Armando Francesconi. Profesor de letras y filosofía en la Universidad de l’Aquila (Italia). Ha publicado artículos en las revistas Espéculo, Merope, Traduttologia, Berenice y El Arco de la Rosa.

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