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"Pucayacu" daría cuenta de las altas cuotas de violencia y represión durante los ochenta. La perspectiva histórico-social adoptada convergió en la expresión de rechazo respecto al discurso oficial

 

 

 

 

Sin embargo, la voz de la viuda del terror sigue hablando al marido muerto: "contigo o sin ti", le manifiesta. El hermano no cuida de su hermano porque "ninguno tiene cara y hasta los dientes han ennegrecido" y varios cuerpos más están siendo desenterrados de manera alegre, como en un juego de "la gallina ciega". En medio de este desorden nacional donde no hay inclusión del Otro posible (para remitirnos a Habermas), y con todas estas tragedias particulares (la viuda, sus hijos) que refieren no obstante a una ciudadanía mutilada (8), ¿cómo se sitúa la mirada del intelectual? En principio, se encuentra marcado por ese "ahora" y ese acostumbrarse que, no obstante, no pueden dejar de dar cuenta de la violencia política. Ya en una entrevista el propio Mendizábal había dicho, cuando hablaba de la poesía de su generación: "La violencia nos marca para siempre. Tenemos la piel más dura. Somos cínicos pero eso nos hace más tiernos. No sé cómo aguantamos tanta violencia que nos llueve" (Freyre y Santiváñez 9). Por eso, los "y uno quieto […] y uno muerto" con que va concluyendo el poema sitúan al yo lírico como espectador y testigo; sin intervenir en lo que está sucediendo. No querer apartar una rama ni levantar una tapa es no querer ver mejor o de cerca (o desde dentro) las cosas. Sin embargo, ese "uno" que ha dado cuenta de su compasión por el Otro tiene suficiente conciencia de saberse dentro de "esta habitación oscura tan grande" y con el temor de "prender una luz en medio". Esta habitación que es el propio país retratado en la desoladora falta de rumbo en medio de la guerra que envuelve también al yo poético del poema.

En Poéticas del flujo, Mazzotti ve en la incorporación de temas más allá de los meramente personales, que daban su sello característico a la producción poética de Mendizábal, "otra lección aprendida de los maestros del 60, [que] le permite discurrir también por acontecimientos colectivos, como la violencia política o las masacres de comunidades andinas, aunque enfocados, eso sí, desde el sentimiento íntimo que despiertan en la mirada del poeta" (2002a: 107). Mazzotti analiza la perspectiva temática de los poemas de Mendizábal que incorporan el contexto nacional (exclusivamente "Pucayacu") para concluir que no hay diglosia ni quiebre lingüístico.

Comentemos brevemente algunos de estos poemas de Mendizábal. En "día de los muertos, 83", el sujeto poético, que ha anunciado desde el primer verso que "tiene una bala en el cerebro" (que se puede relacionar con el comienzo del poema "1." de Una procesión entera va por dentro de Rodrigo Quijano (9), da cuenta de una "señal de época" que revela que su espíritu ya ha captado el caos y la violencia de su entorno, a la vez que se encuentra luchando por no impregnarse, aunque asomos de ello aparecen en los ojos, en "las miradas raras que [la amada] dice[s] que tengo". Es interesante referir cómo el sujeto poético internaliza esta señal de época. Las "miradas raras" hablan del caos y la violencia; se trata de un fenómeno de internalización que se trasluce en la voz poética inmanente del texto, el cual va perfilando a través de ese sistema de referencias la situación del momento. Y también la violencia que se respira en el ambiente, esa que "está como una bola de mierda y acero estropeándome / el sueño", conduciéndolo a la "dispersión" y a la locura. No sólo la voz poética internaliza la violencia, sino que expresa a su vez una relación entre el mundo exterior y su propia visión que señala el caos y la desorientación.

En el poema titulado "jonás" —Mendizábal utiliza las letras minúsculas tanto para los títulos como para cada palabra de sus versos— se empieza hablando de "todo aquel ruido fuera"; este poema es en realidad un arte poética que da cuenta de un poeta (y ciudadano) que no participa sino horrorizándose de la violencia que se vive, y se pregunta de qué manera lanzarse a denunciarla con palabras o redimir con ellas a los confusos, sus propios compatriotas pequeño-burgueses. Lo único concreto es que se sitúa en el ámbito de la escritura, con lo que se intenta agrandar la luz pequeña de la habitación vacía y "tan grande" que se menciona en la parte final de "Pucayacu". Por lo demás, el deíctico "fuera" establece una distancia entre el yo que habla y el mundo o su realidad. Mientras que en "día de los muertos, 83", como vimos, la mirada rara reúne los dos mundos: ambos se tocan.

En otro de los poemas, "el cerdo se aliña con laurel", se marca distancia o diferencia respecto a "los artistas malditos" (quizá una alusión a los poetas de la agrupación de principios de los ochenta Kloaka, ya que en el ambiente cultural limeño se les denominaba de este modo), los cuales, por ansiar la Gloria, así con mayúsculas, "no desea[n] ocultar los estigmas que hacen al enemigo detectarle". El poeta equipara el culto de estos poetas "malditos" con el "culto a la muerte". Por último, el poema "chica esta mañana amanecí" comparte con el anterior el mismo tono procaz y abiertamente insultante: "que los chicos feroces se metan su política al culo / y su poesía al culo". Tono que se puede asociar a su vez con lo que Eduardo Chirinos llamó el "contexto de violencia generalizada, que iba desde el trato personal hasta la guerra interna" (Rabí). Sin embargo, lo que resulta claro es que en éste y otros poemas en los que Mendizábal trata el tema de la violencia política se ha construido un yo poético que no sólo interioriza la violencia, sino que a su vez dialoga —y discute— con las otras poéticas aparecidas paralelamente a la suya propia, planteando de este modo su alternativa u opción.

Como hemos podido observar, la violencia política y social del país se vio reflejada tanto en el poema como en la manera en que este autor entendió su actividad poética. "Pucayacu" daría cuenta de las altas cuotas de violencia y represión durante los ochenta. La perspectiva histórico-social adoptada convergió en la expresión de rechazo respecto al discurso oficial. Es importante resaltar también que su propuesta revela los aspectos siniestros de la llamada globalización cuando penetra los mercados periféricos y genera respuestas de carácter violento, las cuales, a su vez, motivan que el rostro del estado neoliberal se revele en sus dimensiones más sórdidas.

© Paolo de Lima*, 2004 descargar pdf

 

(*) Paolo de Lima (Lima, 1971)

A principios de los noventa participó de los pronunciamientos y actividades del grupo de poesía «Neón». En 1995 publicó su conjunto de poemas Cansancio, el cual fue reeditado por la editorial Hispano Latinoamericana en 1998. En el 2002 publicó el poemario Mundo arcano (Lima, Contracultura). Hizo una Maestría en Creación Literaria en la Universidad de Texas en El Paso y otra de Literatura, en la Universidad de Ottawa. En la actualidad realiza estudios de Doctorado tambien en Literatura en la misma Universidad.

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