Nº22
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El futuro está en el pasado. Una aproximación a los cuentos de Junot Díaz

 

El primer libro de cuentos de Junot Díaz ha sido comercializado en español como Negocios, aunque su nombre debería ser Ahogado, igual que el relato que le pone título al libro en su versión en inglés. Encontré Drown (1996) en uno de esos anaqueles giratorios para ediciones de bolsillo en idioma original  que colocan las librerías en algún rincón y donde abundan ejemplares de Danielle Steel, novelas de vampiros y spin offs transmedia de algunas películas de moda. Lo compré de inmediato pues ya había leído su novela  La maravillosa vida breve de Óscar Wao (Pulitzer, 2008). En ella, Díaz nos presenta a Óscar, un adolescente perdedor, soñador, reflexivo, adicto a la ciencia ficción y prisionero del fuku, una suerte de maldición tropical dominicana que sufre su familia a lo largo de generaciones y que es, a su vez, una profecía de auto-cumplimiento en todo lo que le sucede. Además, narra a partir de la propia historia familiar, el contexto político dominicano en la era del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Es difícil para cualquier lector de narrativa hispanoamericana remitirse a  La maravillosa vida breve de Óscar Wao,  sin pensar en los universos de Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez  y La fiesta del Chivo (2000) de Mario Vargas Llosa, que convergen, en un tono humorístico y tierno, con ese Nueva Jersey ochentero que tanto se parece al Nueva York de Jonathan Lethem en La fortaleza de la soledad (2003).Si bien es cierto, Junot Díaz nació en Santo Domingo a finales de los sesenta y se considera un heredero de la cultura latinoamericana, escribe como estadounidense. Incluso lo dice en una entrevista1: ha intentado llevar el inglés hasta el borde de la desintegración como lenguaje. Lo suyo no es el “spanglish” sino el “ingleñol”. Su prosa es minimalista, centrada en la historia y no en los artificios. Es, en gran medida, un sucesor del realismo sucio de John Fante, ese que narra desde la frontera con ojos de migrante de segunda generación. 

I tried to imagine Mami before Papi. Maybe I was tired or just sad, thinking about the way my life was. Maybe I already knew how it would end up in a few years, Mami without Papi, and that´s what I did. Picturing her alone wasn´t easy. It seemed like Papi had always been with her, even when we where waiting in Santo Domingo for him to send for us”. (Drown 47)

Conseguí Así es como la pierdes (2013) en una tienda de souveniers del aeropuerto de San José a pocos meses de su salida al mercado. A pesar de llevar libros en la maleta de mano, fui víctima de la paranoia del lector desabastecido y revisé escéptica el anaquel de revistas y libros para viajero de la tienda. Esperaba hallar, con suerte, un pocket de Paul Auster. Cuando vi el corazón de ladrillos en la portada de Así es como la pierdes, me aferré a él, sin dudar. Corrí a la caja y pagué sin siquiera entender el tipo de cambio. Leí la mayoría de historias en esa escala larguísima y me prometí releer Drown al llegar a Lima, porque comprendí enseguida que ambos libros conforman un solo relato. Para Díaz, Drown y Así es como la pierdes son proyectos hermanos. Confiesa a un reportero de The Atlantic2 que el génesis de Así es como la pierdes, se remonta a inicios de los noventa, cuando escribía los primeros borradores de Drown. En Drown, la mayoría de relatos hablan desde la voz de Yunior, un niño dominicano que a los nueve años emigra a Estados Unidos junto a su familia y es insuficiente ante los ojos del padre.  En Así es como la pierdes, el niño ha crecido y es un hombre que solo es capaz de establecer relaciones amorosas que terminan en fracaso.

Aunque los relatos de Drown y Así es como la pierdes tienen superficie apolítica, para su autor, el universo de Yunior se configura como una consecuencia del trujillato. “Nuestras identidades están irremediablemente ligadas a los regímenes que nos impregnan”,3 responde Díaz cuando le preguntan acerca de Toni Morrison en una entrevista para el Boston Review. Díaz habla con absoluta seguridad porque aquel es el régimen que moldeó a su padre. El fuku también existe para Junot  y es el mismo que carga su alter ego Yunior. La maldición es el padre que abandona con una promesa entre las manos y regresa como una figura intermitente, alejada y autoritaria, hasta que luego desaparece. Un padre que actúa  por obligación y no por voluntad.

He didn´t say nothing to nobody, not even my moms. He just pushed past her, held up his hand when she tried to talk to him and headed right to the shower. Rafa gave me the look and I gave it back to him; we both knew Papi had been with that Puerto Rican woman he was seeing and wanted to wash off the evidence quickly (Drown, 33)

Para Junot Díaz, escribir es dejar pistas en el mapa que construye cada lector acerca de su propia existencia: “Si no estás perdido en el proceso, significa que ocupas el lugar de alguien más y eso no le sirve ni al autor ni al lector”4. Díaz al igual que Óscar Wao, es un fanático de la ciencia ficción y reconoce la importancia que tiene este género en su prosa.  Dice que hay que diseñar el mundo al que pertenecen los personajes de cualquier historia como lo hace Philip H. Dick, cuidando los entramados del contexto y las relaciones, para luego plasmarlos de la manera más eficiente y bella posible, en un universo ficcional verosímil. Premisas que el autor cumple a cabalidad en sus textos.  Podemos reconocer dos niveles dentro del universo ficcional de Díaz en Drown y Así es como la pierdes, el más cercano tiene que ver con el colapso en la familia de Yunior y la reconfiguración de roles que esta ruptura trae consigo.  La madre sumisa ante la presencia del padre adopta rasgos autoritarios luego del abandono y conduce a la familia de forma asolapada hasta convertir el hogar en un matriarcado teñido de desesperación que se construye sobre la marcha:

She prepared a party, even lined up to have a goat there for the slaughtering. She bought me and Rafa new clothes and when he didn´t show she sent everybody home, sold the goat back to its owner and then almos lost her mind. I remember the heaviness of that month, ticker tan almost anything (Drown 64)

Yunior que en los primeros relatos de Drown se presenta como el hijo uncool de la familia (ese que vomita al pasear en automóvil) empieza a moldearse una identidad similar a la de su hermano Rafa, ni bien se acerca a la pubertad. Rafa es rebelde, mujeriego como su padre y lo es de manera genuina; mientras que Yunior se cubre de máscaras. Prefiere adoptar una masculinidad burda antes de asumirse como un muchacho sensible e hiperconsciente. “No puedes encontrar intimidad – no puedes encontrar un hogar - cuando siempre estás escondido tras una máscara. La intimidad requiere vulnerabilidad. Se trata de exponer tu ser fragmentado y contradictorio ante otro”, explica Díaz en una entrevista de 20085 cuando le preguntan por las diferencias entre Óscar Wao y Yunior.  Por ello, en Así es como la pierdes, Yunior es un personaje discordante y ambivalente. Preciso y reflexivo en su rol de narrador y absolutamente torpe cuando se trata de relaciones. A mi parecer, el eje central de Así es como la pierdes, no tiene que ver con el amor, sino con Yunior, su fuku, y la manera en que lo asume como inminente:

Ese fue el verano en que todo en lo que nos íbamos a convertir estaba flotando sobre nosotros. Las jevas empezaban a fijarse en mí; no era buenmozo pero sabía escuchar y tenía los brazos musculosos como un boxeador. En otro universo, probablemente, todo hubiera salido bien, hubiera tenido miles de novias y un mar de amor en el que nadar, pero en la vida que vivía tenía un hermano que estaba muriendo de cáncer y la vida que me esperaba era un túnel largo y oscuro como una milla de hielo negro. (Así es como la pierdes 47)

El nivel más amplio dentro del universo ficcional de Junot Díaz se relaciona al proceso de transculturización en el que están sumergidos sus personajes. Ese donde el lenguaje es la capa de piel más superficial y que Díaz considera un proceso tan traumático como cualquier violación consumada por el trujillato. La transculturización no finaliza con un individuo adaptado de forma exitosa a su nuevo hábitat. Los personajes de Díaz se encuentran a medio camino, son vulnerables a la vez que intentan hacerse más fuertes. Son seres que redefinen su vínculo con "la isla” (República Dominicana) y Estados Unidos a cada momento, añoran y odian a ese “otro” que cambia de bando según la situación.  Drown y Así es como la pierdes contienen relatos que escapan a la vida de Yunior y que facilitan el entendimiento de su problemática particular a partir de echar un vistazo en la casa del vecino. Uno de ellos es “Otra vida, otra vez”, cuento que pertenece a Así es como la pierdes y nos muestra la relación a la que se aferran dos inmigrantes en búsqueda de arraigo, a través de los ojos de la protagonista.  Ella,  una dominicana recién llegada. Él, un hombre silencioso, deprimido, sin fuerzas, que poco a poco rompe el vínculo con su esposa e hijos en “la isla”. Un hombre que es quizá una versión más derrotada del padre de Yunior:

No habla ni conmigo ni con Ana Iris mientras se viste. En el bolsillo de la chaqueta lleva una rasuradora desechable azul cuyo filo ha empezado a oxidarse. Se enjabona los cachetes y el mentón con el agua fría aún por las tuberías; se raspa la cara para dejarla limpia (…) Pisa fuerte cuando baja las escaleras  y sale a la calle en silencio, lleva un poquitico de pasta dental pegada a los dientes. (Así es como la pierdes 63)

El escritor David Foster Wallace decía que no se puede escribir un buen texto minimalista sin sangrar. Junot Díaz sangra en cada palabra y nos presenta en el gran relato de Drown y Así es como la pierdes,  una historia conmovedora e inteligente sobre la decepción, la familia y  el desarraigo, que hará que cualquier lector se pregunte por su fuku individualHace poco,leí que el término fuku es una adaptación de fuck you, y recordé la carátula de Negocios. Tiene la imagen de un joven lanzándose al mar con los brazos estirados en perfecta simetría como si fuera un clavadista profesional que nada teme. Parece la portada de un libro de autoayuda o de alguna novela de turno que intenta ser Juan Salvador Gaviota. Qué lejos se encuentra aquel clavadista de los personajes que se ahogan en las historias de Junot Díaz. Qué distinto de Rafa, de Ramón, de Mami o de cualquiera que cargue un fuku en una sociedad indolente. Mientras escribía este artículo, me he enterado que Drown se comercializa en España como Los boys y no sé qué traducción me disgusta más.  El nombre debería ser Ahogado. Fuck them, all.

 
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1. “In Darkness We Meet: A Conversation with Junot Díaz.” Disponible en http://www.molossus.co/prose/fiction/in-darkness-we-meet-a-conversation-with-junot-diaz-test/

2. “The baseline is You Suck.” Disponible en http://www.theatlantic.com/entertainment/archive/2012/09/the-baseline-is-you-suck-junot-diaz-on-men-who-write-about-women/262163/

3. “The Search for Decolonial Love: An Interview with Junot Díaz.” Disponible en http://www.bostonreview.net/books-ideas/paula-ml-moya-decolonial-love-interview-junot-d%C3%ADaz

4.  Junot Diaz: "This is How You Lose Her", Authors at Google. Disponible en: ttps://www.youtube.com/watch?v=2ViMba2PYSQ

5.  “Mil máscaras: an interview with Junot Díaz.” Disponible en: http://www.identitytheory.com/interview-pulitzer-winner-junot-diaz-wondrous-life-oscar-wao/
 
 
©María José Caro L.V., 2015
 

María José Caro L.V. (Lima - Perú, 1985). Es comunicadora social por la  Universidad de Lima y tiene un máster en Comunicología Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. Es autora del libro de relatos La primaria (Alfaguara Juvenil, 2012). Colabora con la revista literaria Un vicio absurdo y el site El buen librero. Ha participado de la antología Palo y Astilla: Padres e hijos en el cuento peruano (Alfaguara, 2009) y una selección de La primaria, forma parte del proyecto San Isidro Lee (Santillana, 2015).

 
 
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