Desde
que comencé a estudiar Literatura en la Universidad
he sido visto con recelo, sorpresa o benevolencia
por tíos, primos, amigos de mis padres o hermanos
y amigos de adolescencia. Desde sus ocupaciones 'prácticas'
(ingenieros, médicos, abogados, administradores,
empleados, etc.) ven a la carrera de Literatura como
una actividad quizás interesante pero de ningún
modo práctica ni útil para la sociedad.
Incluso en la Universidad la Facultad de Letras es
considerada con algo de sorna por muchos estudiantes
y profesores de otras Facultades. No es excepcional
que estudiantes de Ingeniería, Farmacia o Física
pregunten a uno de Filosofía o Literatura "¿para
qué sirve tu carrera?".
Los
que nos dedicamos a las Humanidades somos comúnmente
llamados intelectuales y somos todos incluidos en
dicha pregunta por lo que ésta puede extenderse
a ¿para qué sirven los intelectuales?
En
las Facultades de Letras, sin embargo, la pregunta
anterior no parece representar un problema. En cualquier
caso el problema lo tienen los otros, ingenieros,
médicos o administradores que no comprenden
una labor distinta de la suya. El literato, el humanista,
el intelectual es útil a la sociedad, aunque
no se especifique en qué consiste su utilidad.
Que la sociedad no perciba la utilidad del intelectual
no es problema de éste.
Considero,
al revés de lo anterior, que es problema central
para el humanista y para el intelectual en general
que la sociedad no lo perciba como útil. La
pregunta que sostiene estas páginas es precisamente
¿para qué sirven los intelectuales?
La cual acarrea otras: ¿qué es un intelectual?
¿a quién beneficia o debe beneficiar
su trabajo? Sólo me atrevo a esbozar algunas
ideas respecto de esta situación restringiéndome
al caso peruano y, dentro del Perú a la situación
del intelectual dedicado a las humanidades. No pretendo
zanjar el problema, intento ponerlo en agenda.
Los
intelectuales...
El
término intelectual es polisémico. Se
llama así a quien usa el pensamiento, el intelecto
para determinada actividad, también a la persona
poco práctica, también al humanista,
entre otros usos. Prefiero definir el término
intelectual sobre la base dela acción que lo
determina: la intelección.
La
intelección (del latín: intellectio)
es la acción de entender, de inteligir. Acción
por demás infinita, incompletable. No existe
quien lo haya entendido todo. No existe, probablemente,
quien haya entendido completamente algo, cualquier
cosa.
La intelección se nos presenta entonces como
promesa. El intelectual es aquel que se esfuerza por
entender, por hacer el mundo inteligible, comprensible.
La meta implica a la colectividad: el intelectual
en su esfuerzo por entender el mundo consigue o debe
conseguir ayudar a entender, contribuir a hacer el
mundo inteligible.
Entender
el mundo, hacerlo comprensible, significa develar
misterios.
Descubrir el funcionamiento de determinados compuestos
químicos expuestos a determinadas condiciones
o proponerlo es develar un misterio, como lo es proponer
una explicación acerca de alguna conducta humana
individual o social. Construir un mundo ficcional
que comparta algunas características y no otras
con el mundo de nuestra experiencia contribuye también
a entender el mundo, a develar sus misterios. Podría
definirse entonces la labor del intelectual como la
de descubrir o proponer mecanismos de funcionamiento
del mundo que faciliten su comprensión.
En
esta amplia definición de intelectual caben
artistas e investigadores (científicos naturales,
sociales, humanistas, etc.), tanto unos como otros
se caracterizan por el trabajo en solitario, individual.
Sin embargo, como se ha señalado líneas
arriba, la meta implica a la colectividad, su función
es esencialmente social.
Si
un químico, un matemático, un escultor
y un literato pueden ser intelectuales (en tanto su
preocupación sea la de inteligir el mundo y
no la de afianzarse en un puesto universitario o en
un sitial importante del circuito de consumo) ¿por
qué a los dos primeros se les llama científicos
y se les considera útiles a la sociedad y a
los dos últimos se les llama intelectuales
y se les considera inútiles a la sociedad?
Presumo que, entre otros motivos, se llama científicos
y no intelectuales a los primeros porque el campo
de desarrollo de su intelección es comprendido
relativamente por la sociedad: la ciencia. En tanto
que la labor de intelección de los segundos
no es clara a la sociedad y por tanto no es útil.
Esta incomprensión social del trabajo del intelectual
humanista tiene que ver con que a gran parte de los
humanistas en el Perú no les interesa conseguir
que su trabajo se integre a la sociedad peruana (1).
Pareciera que se considerase válido al trabajo
intelectual del humanista si quien lo valida es la
élite humanista y que esta validación
sólo afectase a la propia élite. El
que el trabajo intelectual del humanista trascienda
a su élite y se inserte en la sociedad es labor
que no parece interesar a dichas élites. Intelectualidad
y sociedad se dan la espalda.
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(1)
No pretendo decir que los intelectuales dedicados
a otras disciplinas se preocupen más o menos
por la integración de su trabajo en la sociedad.
Me restrinjo a opinar acerca del campo que mejor conozco,
el de las humanidades.
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