Fronteras
y quimeras
Ésa
es la realidad. Los datos están disponibles,
pero la barrera del idioma hace que sea difícil
convertirlos en información. Mientras que quien
más y quien menos puede echar manos a las noticias
sobre las novedades en inglés, e incluso hay
quien las traduce y las difunde, del resto de Europa
apenas llegan algunos ecos dispersos.
Por
no hablar de que además, al considerarse la
ciencia ficción como literatura de segunda,
no tiene el soporte del mundo académico
y la alta cultura, lo que permitiría
que se estudiara mejor dentro de cada literatura nacional,
que hubiera más traducciones y, en general,
más facilidades para ser conocida más
allá de las respectivas fronteras idiomáticas.
¿Y
respecto a las últimas novedades europeas publicadas
en España y viceversa? Pues se pueden contar
con los dedos de una mano. En el apartado de las exportaciones,
además de las traducciones puntuales de algunos
relatos desperdigados, tenemos los libros de Juan
Miguel Aguilera, con una magnífica penetración
en Francia incluso algunos de ellos publicados
por primera vez en francés, y recientemente
la publicación en Polonia de Krople swiatla
(Lágrimas de luz) de Rafael Marín,
con expectativas de ser también prontamente
publicada en Francia e Italia, donde también
ha sido publicada hace poco Sagrada, de Elia
Barceló. Hoy por hoy es lo único que
puedo recordar. En cuanto al capítulo de las
importaciones, está el gran éxito cosechado
por la espada y brujería de Andrzej Sapkowski
y la reciente publicación por AJEC (1)
de un par de novelas de Luca Masali. También
se pueden computar algunos relatos sueltos y poco
más.
El
resultado no puede ser más escaso, e intentar
hablar de una ciencia ficción europea es poco
menos que una utopía. Hay que hablar de una
buena cantidad de ciencia ficciones europeas, a una
por idioma, que ni siquiera compiten o intercambian
valores entre sí, y que, exceptuando la figura
gigante de Stanislaw Lem y la ventaja idiomática
de la ciencia ficción inglesa, apenas aportan
algo al panorama mundial del género. La realidad
es bastante más desoladora: la ciencia ficción
europea, al menos la española, compite en precarias
condiciones con la anglosajona y los únicos
intercambios de valores son en el sentido fuera-dentro.
Por
supuesto, hay movimientos y esfuerzos por todas partes.
Los festivales Utopía (nombre revelador), que
se celebran anualmente en la localidad francesa de
Nantes (la ciudad natal de Julio Verne), pretenden
poner en contacto profesionales y aficionados de toda
Europa, precisamente en un intento de crear un mercado
común para la ciencia ficción y la fantasía
europea, pero por el momento todos los esfuerzos no
dejan de ofrecer unos resultados puramente anecdóticos.
Los costes mandan, y si ya es difícil convencer
al lector local de las bondades de la literatura de
género producida en su país, qué
no será hacerle comprar un libro de algún
exótico autor austriaco.
Aunque
con el tiempo, todo es posible.
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(1)
Grupo editorial español especializado en literaturas
alternativas, como ciencia ficción, fantasía
y novela gótica.
©
Francisco José Súñer Iglesias,
2004 
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