V
He
tomado partido por la lucidez
con todos sus riesgos
dispuesto a ser testigo
sin dejar de participar
Jorge Kun
A
nadie le importan
las consecuencias de mi mano abierta
. . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . vacía.
Nadie entiende
las magnitudes
cómo
cuánto me interpelo.
Un
tropiezo me distingue
y en él recaigo
. . . . . como
una verdad
¿acaso una sombra iluminada resulta ser un
ángel?
¿entienden?
La luz sólo traduce los significados
a veces los tergiversa.
La luz
la religiosidad teorizada en el sexo por Kun,
la
luz
intercalando mi angustia
. . . . . con señales
de salida,
la
luz
de noche
es lucidez.
La
luz
muere
asesinada;
no hay muerte natural
o deceso intempestivo;
es todo como lo practico
porque como los idiomas
la matanza de la luz
. . . . . debe practicarse
porque en el idioma de la muerte de la luz
la mano sigue abierta y vacía.
Mi
mano cerrada
. . . . . como luz,
mi mano vacía
.
. . . . como
la ausencia del color,
mi mano quieta
. . . . . como un niño que no juega,
mi mano llena
. . . . . de arrugas,
mi mano abierta
. . . . . de piernas
como un parto
esperando
otra mano.