Yo
visito los lugares que ya fueron,
los castillos abandonados,
las discotecas silenciosas.
En ellos, solo en ellos, se encuentran las voces
verdaderas,
las voces que quedaron.
Esta
es la ventana,
y de aquí veo la calle que ya no recibe a
nadie.
Afuera y dentro son iguales,
y solo es distinto el calor del frío.
Puedo
decir que aquí hubieron bailes, fiestas y
disfraces.
Y
por ellos voy subiendo las escaleras o abriendo
las ventanas,
tocando las frías barandas de madera.