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Hay que visibilizar las continuidades, los paralelismos, las preguntas del ayer que todavía resuenan hoy. Esta es una tarea de los académicos
 
 

Marcel Velázquez Castro es uno de los destacados intelectuales peruanos más prolíficos de los últimos años. Sanmarquino de vocación ‒a pesar de haber realizado sus estudios doctorales en la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito (Ecuador)‒, sus investigaciones no solo se enfocan en el análisis del discurso literario, sino también involucran otros discursos, como la historia social o la cultura visual. Es autor de los siguientes libros: El revés del marfil. Nacionalidad, etnicidad, modernidad y género en la literatura peruana (2002), Las máscaras de la representación. El sujeto esclavista y las rutas del racismo (2005) y La mirada de los gallinazos. Cuerpo, fiesta y mercancía en el imaginario sobre Lima (2013). Ha editado La república de papel. Política e imaginación social en la prensa peruana del siglo XIX (2009); con Ulrich Mücke, Autobiografía del Perú republicano. Ensayos sobre historia y la narrativa del yo (2015); y con Cristóbal Aljovín, Voces de la modernidad, Perú 1750-1870. Lenguajes de la Independencia y de la República. Ha colaborado en el Dictionary of Caribbean and Afro-Latin Biography (Oxford, 2016). Codirige con Raquel Chang-Rodríguez el proyecto académico internacional Historia de las Literaturas en el Perú, auspiciado por el Ministerio de Educación. Asimismo, recibió el Premio Nacional de Ensayo Federico Villarreal (2001) y el Primer Premio del Concurso Nacional de Ensayo Jorge Basadre Grohmann (2004). Ha sido considerado el investigador más destacado en los años 2005 y 2008 en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Sus investigaciones literarias, culturales y educativas han sido financiadas por diversas instituciones; y ha publicado artículos académicos en revistas peruanas, ecuatorianas, venezolanas, argentinas, españolas y norteamericanas. De igual manera, en años recientes, ha intervenido en la esfera pública a través de su activismo en las redes sociales como Twitter. En esta entrevista concedida a El Hablador, realizada en setiembre de 2021, Velázquez comenta acerca de su labor al frente del Fondo Editorial y el Sistema de Bibliotecas de San Marcos, explica las razones de su fructífera producción intelectual, reflexiona en torno a la publicación de su más reciente libro, Hijos de la peste, y profundiza sobre el estado actual de sus investigaciones.

Gestión administrativa en San Marcos

En esta sección, Velázquez comenta lo que ha enfrentado como funcionario en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos durante el periodo (2017-2021). Destacan los esfuerzos puestos en acercar el contenido de los archivos digitales hacia el público en general y profundiza sobre el rol de la universidad pública en la gestión de contenidos y en nuevos vínculos con el público. Además, Velásquez detalla las características y el impacto que pueden generar algunos archivos no solo en el quehacer intelectual, sino también en la comprensión histórica de las tramas del poder en el país.

Este año, publicaste libros no tan cubiertos por los medios, a diferencia de lo que sucedió con Los hijos de la peste. A propósito del bicentenario, quería que comentases acerca de tu trabajo al frente de estas importantes dependencias universitarias. ¿En qué consistió dicha labor? Además, ¿de qué manera interviniste en la creación de archivos digitales?

Trabajé un año en el Fondo Editorial y tres años en la Dirección General de Bibliotecas y Publicaciones de San Marcos. creación de archivos digitales en la Biblioteca Central y todo el sistema de publicaciones de San Marcos. Aunque no formo parte de la nueva gestión, espero que las políticas editoriales que desarrollamos: internacionalización, calidad y autonomía se mantengan. Durante mi gestión, publicamos libros con diversas universidades e instituciones del mundo y alcanzamos un pico histórico de más de 30 libros en un año. Por otra parte, San Marcos cuenta con un potente repositorio institucional de tesis y otro de revistas de investigación. En los años de mi gestión, se han potenciado los servicios, pues se han incrementado significativamente los contenidos y se ha pensado en los usuarios para que puedan acceder de forma más sencilla. Por ello, se ha cambiado la presentación, tanto del repositorio de tesis como de las revistas de investigación. Ahora es más fácil hacer búsquedas específicas, descargar los documentos, etc. En este escenario, la creación de archivos digitales fue la novedad. En este punto, es importante diferenciar archivos digitales y repositorios institucionales. El repositorio institucional es una obligación del sistema de acuerdo con la ley.

Cada uno de los objetos digitales identificados cumple con una serie de metadatos. Está pensado para el público interesado en las tesis o en todas las revistas de investigación de San Marcos. Por el contrario, los archivos digitales poseen una naturaleza más específica. Por ejemplo, creamos el Archivo COVID-19, que reunió una gran cantidad de material de distinta naturaleza sobre la experiencia de la pandemia en el Perú, desde imágenes históricas de distintas epidemias en el país hasta los testimonios contemporáneos. Además, le pusimos énfasis a algunos ejes, como el humor o la violencia. No nos enfocamos en el tratamiento médico, sino nos concentramos en todo lo vinculado con la cultura como un espacio de resemantización de la enfermedad, de negociación con el poder político y el médico.

En este rol de recopilación de los hechos culturales, ¿cuál sería la función de San Marcos como intermediario entre distintos actores?

La universidad pública aspira a funcionar como mediador entre el conocimiento especializado y los intereses de grupos sociales específicos. Además, debe ofrecer la mayor cantidad posible de información en acceso abierto. Precisamente, esa es la política que llevó a cabo mi gestión como director: crear archivos para todos. Cualquier persona interesada en las culturas y las epidemias puede encontrar miles de objetos digitales, como caricaturas, fotografías, testimonios, etc. Pusimos énfasis en la elaboración de un memorial de todos los fallecidos por el virus en San Marcos, como empleados, trabajadores, docentes, etc. También destacamos el Vacunagate que demuestra la independencia del proyecto, pues remite a la transgresión de los códigos de ética por parte de autoridades políticas, así como por más altos funcionarios de la universidad. El Archivo COVID-19 Perú, se ha convertido en fuente para investigadores nacionales y extranjeros.

Después generamos otro archivo muy importante llamado Archivo de Memoria Oral de San Marcos, creado con el fin de rescatar las voces y las experiencias de aquellas personas que estudiaron en San Marcos en la década del cuarenta o el cincuenta. La finalidad es preservar la memoria de diversas experiencias de vida; los testimoniantes, por los ciclos normales de la edad, se encuentran en la vejez avanzada. Este es un segundo archivo creado por iniciativa de mi gestión. En general, se trata de testimonios muy reveladores, singulares y emotivos.

¿Esta memoria corresponde a los provincianos que llegaban a estudiar a la universidad o son personas básicamente de Lima?

Se trata de un grupo heterogéneo. San Marcos siempre ha tenido un número importante de provincianos. De hecho, gran parte de la radicalidad de los cambios promovidos por la reforma universitaria que se logra en la década de 1930 se produce por la rectoría del intelectual puneño José Antonio Encinas (1931-1936) y con la presencia de estudiantes de provincias. En las décadas del cuarenta y el cincuenta, apreciamos este fenómeno. También existen otros muchos estudiantes cuyo lugar de origen es Lima. Lo interesante es que todos ofrecen un testimonio sobre la vida en la universidad, es decir, cómo vestía la gente, cómo socializaban, etc. No se trata de una sosa historia oficial de carácter institucional, sino de los propios recuerdos universitarios de estas personas que ahora son adultos muy mayores. Hemos logrado recuperar 35 entrevistas de exalumnos de San Marcos. Algunos de ellos son personas muy importantes en sus campos disciplinarios, como Max Hernández, Uriel García Federico Kauffmann Doig, entre otros. Me alegra haber contribuido con un proyecto que preserve la memoria oral de mi universidad. Cada uno de los videos te ofrece mucha información. Es una experiencia singular sobre cómo se veía la universidad, las clases en las facultades, las reuniones políticas o las fiestas de los alumnos, etc. Contamos con personas de Medicina, de Ciencias, de Letras, de lo que después se va a llamar Facultad de Sociales. Hay dirigentes estudiantiles, como Vitaliano Gallardo, un señor de más de noventa años que estuvo liderando las movilizaciones estudiantiles contra la dictadura de Odría. Esta información va a enriquecer las tramas sociales entre la universidad de San Marcos y el Perú, así como ayudará a entender mejor las dinámicas del poder en el país.

En este archivo, sería interesante el testimonio de Mario Vargas Llosa. ¿Qué opinas al respecto?

Sin duda, sería interesante. Mario Vargas Llosa siempre narra su relación con Raúl Porras Barrenechea. Por ahora, estamos avanzando con aquellos que han estudiado en la década del cincuenta, pero, sin duda, se pueden incluir a más personajes. Para terminar mi comentario sobre los archivos digitales, te comento que también se crearon otros muy importantes. Por ejemplo, destaca el archivo de la revista Hueso Húmero. Se trata de una revista muy significativa para la literatura y la cultura peruana contemporáneas a la que no todos tenían acceso, sobre todo a los números antiguos. Asimismo, contamos con un archivo de la Crónica Médica, entre otros. Existen otros archivos sobre personajes relevantes, como el caso de Dora Mayer.

Además, disponemos de las actas del Consejo de Ministros hasta el primer gobierno de Alan García. Esto se obtuvo gracias a una alianza con la Presidencia del Consejo de Ministros, que, en ese momento, era liderada por Pedro Pablo Kuczynski. Gracias a esta gestión, se pueden revisar estas actas históricas desde la década del treinta. Existe, por lo tanto, muchísima información para los investigadores de cualquier parte del mundo. Cada uno de los archivos tiene una presentación detallada que explica mejor la profundidad y el alcance que poseen. En síntesis, ha existido la voluntad de ofrecer archivos digitales con información valiosa y ponerlos en acceso abierto para todos: la comunidad de San Marcos, los investigadores del Perú y los estudiosos de cualquier parte del mundo. La idea era que toda la información tenga una visibilidad social y que sea una fuente relevante para el que investiga.

Fructífera producción intelectual

Además de detallar su intervención en algunos proyectos bibliográficos novedosos en San Marcos, Marcel Velázquez profundiza sobre su incansable ritmo de producción intelectual. En este proceso de trabajo, destacan algunas personas que han actuado como aliados estratégicos para la concreción no solo de publicaciones académicas, sino también para la organización y el desarrollo de eventos culturales necesarios para los intercambios intelectuales.

Estos últimos años han sido muy fructíferos para ti por la destacada tarea intelectual que sigues llevando a cabo. Sorprende tu administración del tiempo para enseñar en la universidad, producir investigaciones, liderar una oficina en San Marcos, etc. Sumado a esto, has tenido presencia en las redes sociales. ¿Cómo has sobrellevado todo esto?

En estos años, el trabajo en San Marcos me enseñó que ser director general o lidiar con la parte burocrática te consume bastante tiempo. Muchas veces, luego de vencer o remontar estas barreras burocráticas, lo logrado no se conoce. Por ello, tomé la decisión de difundir todo lo alcanzado hacia receptores ubicados más allá del espacio universitario. Me encargué de visibilizar los logros de la universidad en todos los ámbitos, no solo los de mi ámbito.

Paulatinamente, me fui convirtiendo en un tuitero constante y fui entrando en otros temas. Por la naturaleza de la sociedad contemporánea y el peso de las redes sociales en el ámbito digital, me parece importante que los profesores participemos dentro de lo posible en estos debates y contribuyamos desde nuestra especialidad a comprender mejor tantos procesos complejos que estamos viviendo. Para mí ha sido una especie de complemento a mi trabajo habitual. Twitter funciona como un espacio donde puedes expresarte con libertad y también es posible observar las críticas. Efectivamente, desde mi punto de vista, han sido dos años muy ricos en resultados académicos, pero el trabajo se viene desarrollando desde hace años en cuanto a algunos de los proyectos. Por ejemplo, el volumen III del libro Historia de las literaturas en el Perú, enfocado en el siglo XIX, es un texto que trabajé desde hace más de cuatro años. Se ha producido la feliz conjunción de varios proyectos que han acabado en estos años.

Precisamente, esta feliz coincidencia te brinda un valor simbólico excepcional. Además, se aprecia a un intelectual multifacético que publica mucho material en poco tiempo. Entre ellos, destaca La expedición libertadora, el libro que trabajaste con Carmen McEvoy y Víctor Arrambide.

Este libro fue el resultado de un congreso que organizamos en la Universidad Nacional Mayor San Marcos en el 2019, junto con el Proyecto Bicentenario, antes del inicio de la pandemia por la COVID-19. Recuerdo que el rector Orestes Cachay nos apoyó con la disposición del espacio de la Casona de San Marcos y otros aspectos. Además, se trató del último congreso grande en el que estuve involucrado antes del inicio de la mencionada pandemia. Se invitó a mucha gente e hicimos alianzas con muchas embajadas. Por su parte, Carmen McEvoy es una intelectual animosa e incansable. Se trata de una aliada académica y una amiga interlocutora de ideas y de reflexiones muy importantes. Los dos estuvimos en este proyecto. Luego, continuamos el trabajo con el historiador Víctor Arrambide. Este libro contribuye al debate sobre la independencia del Perú.

Mi última intervención importante es mi participación en el proyecto llamado Historia de San Marcos hace cuatro años. Recibí la invitación para ser parte de la comisión del aniversario de San Marcos. Se trata de una comisión muy tradicional en la universidad. La primera vez que estuve observé que se gastaba el presupuesto en actividades de carácter festivo. Por ello, propuse invertir el dinero en una colección bibliográfica sobre la historia de San Marcos con el fin de pensar con criterios modernos nuestra institución. Felizmente, respaldaron esa posición. De este modo, se pudo ejecutar el proyecto que ha comenzado con un volumen que ya está publicado. Se han proyectado cinco volúmenes y seguramente la realización de todo el proyecto va a tomar varios años. Por ejemplo, concebir el proyecto, conseguir el financiamiento y publicar el primer volumen ha tomado más de tres años. Ahora nos encontramos trabajando el siguiente volumen que ya cuenta con financiamiento y esperamos se publique pronto, si las actuales autoridades de San Marcos lo permiten.

La publicación de Hijos de la peste y la recepción del público

Marcel Velázquez comenta acerca del influjo de la COVID-19 en la gestación del proyecto y la ejecución de la escritura de su libro Hijos de la peste. En este proceso, fue importante el material en fichas que ya poseía sobre otra epidemia y su representación literaria y gráfica a inicios del siglo XX. También revela algunos datos en relación con la escritura y recepción de su libro y reflexiona en torno a su trabajo ensayístico futuro.

Tu libro Hijos de la peste ha gozado de una buena recepción en todos los sentidos. Coméntanos el proceso de producción y los avatares que tuviste que enfrentar durante su gestación.

Debo mencionar que la pandemia nos ha exigido reorganizar nuestro tiempo. Antes de la peste, entre ir a la universidad y volver a mi hogar, me tomaba una hora y media de manejo. A veces, incluso, me demoraba más. Gané este tiempo cuando todos empezamos a realizar el trabajo remoto. Luego, por diversas razones, cambiaron mis hábitos. Yo siempre me levanto temprano. Sin embargo, con todas estas variaciones, me levantaba mucho más temprano. Cuando empecé a embarcarme en el proyecto de escritura, comenzaba a trabajar desde las cinco de la mañana hasta las nueve, y luego dos horas más en la noche. Este ha sido el único libro mío que ha sido trabajado con un horario profesional. Solamente paraba durante el tiempo de oficina en la universidad, de 9 a 6. Seguía esta rutina todos los días. Sábados y domingo eran mi felicidad, pues escribía 10 horas por lo menos, cada día.

Mencionaste las fuentes que obtenías de San Marcos. En este sentido, lo interesante de este libro es la posibilidad de reunir mucho material de cultura visual, como las portadas de Fray K. Bezón, las descripciones sobre la peste en los años de Billinghurst o el efecto visual del Lazareto, el Leprosorio de Lima. Entonces, todo esto implica observar un aspecto del pasado para analizar cómo se fusionan elementos aparentemente disímiles entre sí.

Hasta ahora, te he comentado la fase de la escritura. Si me remonto a los orígenes del libro, el germen de todo fue mi interés por el presente, es decir, por la COVID-19 que se estaba desarrollando. Lo anterior me llevó a recordar lecturas y fichas antiguas que tenía sobre la peste bubónica en revistas modernistas. Después, fui organizando el material y pensando en un tiempo mayor. Uno se percata que la experiencia de las epidemias en una ciudad no es una situación novedosa ni insólita, pues ha ocurrido muchas veces. En el caso de Lima, me concentré, principalmente, en cuatro epidemias: la fiebre amarilla de 1868, la peste bubónica de 1903 y que continuó varios años, el cólera de los años noventa como testimoniante que estaba en la universidad, y luego la COVID-19 que estamos viviendo. Inicié con la búsqueda de asociaciones y coincidencias. Entonces, en vez de escribir un libro histórico secuencial o enfatizar en las políticas sanitarias y en lo médico, que Marcos Cueto ha realizado muy bien, decidí transitar por la historia cultural. También me incliné por brindarle una forma más ensayística al texto. En este proceso, reunir todo un archivo de imágenes, de referencias literarias y de citas de múltiples revistas fue muy laborioso. Disponía de algunos materiales, pero conseguí la mayoría en ese periodo de trabajo. Sin duda, era una ventaja ingresar a la Biblioteca Central de San Marcos sin restricciones. Por ello, identifiqué y fotografié mucho material directamente de la biblioteca. En aquella época, varias personas cercanas se sorprendían y espantaban de mi actividad, pues me decían que estábamos en una epidemia mortal y que era muy peligroso salir de casa. Existía un temor irracional en un momento de la pandemia, pero yo me encontraba muy embarcado en el proyecto, por lo que asistía a la universidad. A veces, el vigilante ubicado en la puerta de la Biblioteca Central y yo éramos los únicos en sus enormes instalaciones. Siempre tomé todas las precauciones sanitarias del caso. Luego, comenzaron a distenderse los controles de seguridad cuando la primera ola caía. Por esta razón, asistía con más frecuencia a bibliotecas y a archivos. Desde mi punto de vista, Hijos de la peste ha sido un “parteaguas” en mi carrera académica por la forma en que se gestó, por el impacto social que ha tenido, pero también por la escritura ensayística. He buscado llegar a un público más amplio y creo que lo he conseguido. La primera edición se agotó y hoy circula ya una primera reimpresión, la editorial Penguin Random House realizó un excelente trabajo de publicidad. Por otra parte, el libro ha tenido una repercusión en el espacio público, pues ha sido leído por médicos y otros trabajadores de la salud. Además, me ha permitido obtener una distinción honrosa en el premio internacional de Mejor libro académico sobre el Perú en LASA.

Definitivamente, salir del encuadre académico para explorar otros territorios ha sido una de las razones de la recepción del libro. Es importante que un intelectual sanmarquino circule de una manera diferente a la académica. ¿Tenías planeado incursionar en un género que captara la atención de públicos más amplios?

Desde la distancia, concibo a La mirada de los gallinazos como mi libro de transición. Se trata de un texto académico, pero que tenía algunos recursos del ensayo. Además, buscaba involucrar a un público mayor. Sin embargo, Hijos de la peste posee una prosa y unos recursos estilísticos orientados hacia un público más amplio, que obviamente también está interesado en la historia y la cultura. Me sorprende mucho la cantidad de personas que me han escrito, sobre todo por el Twitter, donde tengo una mayor presencia pública, para comentarme su lectura y las razones de la compra del libro. Se trata de gente no necesariamente familiarizada con el trabajo académico. Este movimiento implica salir un poco de la fortaleza universitaria en el sentido medieval del término. Estamos un poco encerrados y acostumbrados a ciertos usos y a determinados medios. Este libro me ha permitido liberarme de esas paredes y adentrarme en otros espacios. Me he sentido contento con el ejercicio creativo de la escritura de un ensayo y espero continuar en esta senda con otros proyectos similares, por supuesto, sin dejar de lado mi trabajo con libros y artículos más académicos.

Investigaciones en proceso

Marcel Velázquez comentó acerca del estado actual de algunos proyectos de investigación. Asimismo, profundiza sobre la importancia de acercar los contenidos especializados hacia un público más amplio que el académico. En este proceso, destaca el uso de las imágenes en las investigaciones. Además, incide respecto a la importancia de trasladar las preguntas de investigación hacia la actualidad. Finalmente, comenta acerca del rol del Estado en la creación de una red de archivos digitalizados.

Actualmente, estás realizando un trabajo sobre anticlericalismo. Entiendo que te enfocas en la época a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.

Tengo varios proyectos en una especie de entrelazamiento. Aparte de este que mencionas, hay un segundo proyecto que tiene relación con un libro sobre poder y sexualidad que vengo avanzando. En este caso, trabajé sobre las figuras de los cuerpos vulnerados, como algunos episodios de represión contra la homosexualidad en Lima (Calle Belaochaga, Laguna de Barranco, etc.). He ido sumando otras escenas cruciales, otras representaciones, como la violación de la mujer andina o el abuso sexual contra niños por curas católicos. Es un libro que se está gestando no de manera tan sistemática y disciplinada como Hijos de la peste, pero se encuentra en progreso. Se inscribe en el registro ensayístico, pero también me interesa que logre interpelar al presente.
Creo que esto falta en la academia, sobre todo, para quienes trabajamos periodos históricos del pasado. Muchas veces, nos solazamos con nuestro objeto de estudio, en reconstruir las condiciones de producción de ese momento. Interpretamos, dialogamos y tratamos con el texto de acuerdo con estos límites. Sin embargo, pocos nos esforzamos por traer esa discusión, ese debate y ese análisis hacia los problemas contemporáneos. La circunstancia de Hijos de la peste no se va a repetir por la centralidad, obviamente, de la pandemia, pero creo que debemos hacer ese esfuerzo. Hay que visibilizar las continuidades, los paralelismos, las preguntas del ayer que todavía resuenan hoy. Esta es una tarea de los académicos.

¿Cómo concebirías esta tarea de llevar lo académico a lo no académico, de trasladar esta esfera de conocimiento hacia un público masivo? En este camino, ¿deberíamos buscar el apoyo de los organismos públicos?

El Estado no crea condiciones para esa mediación, es decir, para que la investigación académica pueda convertirse en conocimientos para muchos, no solo para los pocos especializados en un ámbito. Entonces, existe una responsabilidad del Estado a través de sus ministerios, como el de Educación y el de Cultura. Por su parte, Concytec normalmente se orienta casi exclusivamente hacia ciencia y tecnología. En contraste, esta tarea sí la asumen las editoriales privadas, porque detectan un mercado o un nicho que puede ser explotado. Si uno revisa la producción editorial, sobre todo de Planeta y Penguin Random House, empieza a producirse con mayor frecuencia un conjunto de libros que se encuentran escritos por académicos o profesores universitarios que abordan un problema o un aspecto, muchas veces vinculado a la política, pensado para un público más amplio. El libro de ensayos La república agrietada de Carmen McEvoy me parece un fantástico ejemplo de esto. Entonces, sí se va creando esa conexión con un público más amplio, no por tarea del Estado, porque no lo asume, pero sí por esta participación o intervención de las editoriales. Desde mi punto de vista, el punto clave es entender la sensibilidad cultural de nuestro tiempo. Este es un aspecto que yo brindaría como un consejo general. Si el problema de investigación o el tema que estás investigando tiene imágenes y se encuentra asociado a la cultura visual, debes usarlas en tu argumento, en tu análisis y finalmente publicarlas. En los primeros lectores de Hijos de la peste, la cantidad de imágenes atrajo gran atención, el libro amplió el archivo visual de las epidemias. Llegué a reunir más de 120 imágenes históricas vinculadas con estas epidemias en el Perú y América Latina. Al final, tuve que seleccionar y me quedé con poco más de 50 solamente. Esto demuestra que existen archivos visuales. Solo hay que buscar y seleccionar, lo cual implica el trabajo y la habilidad del investigador. Después es importante jerarquizar aquellas fuentes gráficas que brinden más riqueza tanto para el argumento del libro como para que el lector se involucre. De acuerdo con esto, como primer punto, los académicos debemos usar esta centralidad de la imagen en la cultura contemporánea a nuestro favor, no como un obstáculo. En segundo lugar, debemos convertir nuestro problema de investigación en un proceso concentrado en una pregunta que también interpele al presente. De este modo, la conectamos con las demandas, las ansiedades y los miedos actuales. Si no pensamos el pasado desde nuestro urgente presente, nos quedaremos atrapados en los pequeñísimos circuitos académicos.

En otra ocasión, conversamos sobre la cultura visual del Perú, de la necesidad de articular esta cultura a través de un trabajo colectivo del Estado, muy semejante a la web Memoria Chilena, por ejemplo. Convenimos en que estos procesos deben ser articulados por la Biblioteca Nacional del Perú (BNP). En este contexto, ¿qué hace falta?

La BNP ha creado unos minisitios y ha digitalizado mucho material. Sin duda, posee una visión global sobre cómo se mueven las bibliotecas nacionales modernas. Esto hay que reconocerlo. Sin embargo, lo que falta es la coordinación con los otros actores. Por ejemplo, en paralelo, la colección del Instituto Riva Agüero, perteneciente a la Pontifica Universidad Católica del Perú, se viene digitalizando. A veces, se digitalizan las mismas revistas en la Biblioteca Nacional y en el Instituto Riva Agüero, porque no existe una coordinación entre ambas instituciones. Sería ideal que se creara una red que coloque en la misma mesa todos los esfuerzos de digitalización. Por ejemplo, existe un grupo de sanmarquinos emprendedores que cuenta con el blog Fuentes Históricas del Perú. Ellos digitalizan algunos documentos, pero sobre todo son eficientes difusores de otras universidades y de otras instituciones donde se ha digitalizado material. Su trabajo consiste en colgar o colocar todo el material en un solo lugar. De este modo, facilitan la tarea del investigador. Como vemos, se siguen produciendo muchas iniciativas y muchos esfuerzos aislados. Hace falta la creación de archivos digitales coordinados desde el Estado bajo la rectoría de la Biblioteca Nacional. Esto debería ser objeto de una política de Estado. Ojalá que las autoridades involucradas puedan asumir esta tarea.

 
 
©Giancarlo Stagnaro, 2022
 

Giancarlo Stagnaro (Lima-Perú, 1975)
Es escritor, docente e investigador literario. Hizo sus estudios de maestría y doctorado en Tulane University (New Orleans, EE UU). Estudió Literatura tanto en la Pontificia Universidad Católica del Perú como en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), a la vez que laboraba en los diarios El Comercio y El Peruano. Ha publicado artículos y reseñas en la Revista Iberoamericana, Revista de Crítica Literaria Hispanoamericana e Hispanófila. Del mismo modo, ha colaborado en los volúmenes Historia de las literaturas en el Perú (tomo 3) sobre novelas de folletín del siglo XIX e Historia de la ciencia ficción latinoamericana (volumen 2) sobre la ciencia ficción peruana de los años 60 en adelante. Asimismo, ha publicado el libro de relatos y poemas Hiperespacios (1990) y prepara un libro de cuentos y un libro de ensayos que serán publicados próximamente

 
 
 
 
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