PESO
(SALA)
Se
ha partido del costado equivocado, del último
espasmo que dejan las cosas, que solo están
cuando se miran, incluso el volumen ajustaba los dos
hemisferios que aprendimos a sustituir por la vista
transversal que nos echan los objetos; por estar a
centímetros y revolotear al reedor tuyo.
Y
la bala que surca rasante el cieno, mientras se multiplican
los maniquíes por la habitación y se
desprende el origen reciproco entre tu fe y las venas.
Todos mis poros evocan el deseo separado.
Yo
he claudicado todas las veces.
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2
CALOR
(CUARTO CENTRAL)
Hierven
los sólidos tuétanos de la casa; las
sábanas se han discurrido y he sentido más
espaciada la música.
Se
ha congelado el vago gusto de las cosas; en la ventana,
el reflejo propio.
Los
lacerados vestidos de la madre, trenzados al maniquí
blanco de mitad de mañana. El techo y todas
sus manos infladas en tu vientre, los golpes y el
letargo. Todo el trabajo inútil dentro de las
cabezas.
La
cama se destiende al abrir la puerta, luego el hedor
inicial; el techo queda algo borroso cuando se mira
desde la emboscada de las sábanas.
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3
VOLUMEN
(COMEDOR)
Hay
que recordar que el bufón siempre nos dio la
espalda, que busco el tránsito de tus movimientos
y desfiló con el malogrado producto de tu vientre
hasta llegar a la cúspide que creí haber
reconocido en tus manos.
¿Acaso
olvidamos las escalaras y la disposición del
hogar?
Despertar
expandiendo la mesa paterna hecha pedazos
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