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Observamos así como XYZ está inmersa en un proceso de continuidad, el de la Ciencia, que expresada (realizada) en la Tecnología ha venido patrocinando el Progreso desde la primera Revolución Industrial. Es necesario resaltar esto.

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XYZ: Dilucidaciones sobre estilística y crítica de lo grotesco

por Christian Elguera Olórtegui

 

Ocurre con don Clemente Palma lo mismo que con José María Eguren: En el momento de enmarcarlos dentro de una escuela advienen interrogantes como ¿simbolista?, ¿decadentista?, ¿modernista? Tal vez esto ocurra por la complejidad de su obra para nuestra literatura tras su incursión en elementos y temáticas anacrónicas para su tiempo. No obstante, sería imperdonable negar influencias o apegamientos a dichas escuelas. En ambos casos apreciamos un individualismo que trasciende los límites de una determinada ubicación, es decir, que transgrede. En esta ocasión, Eguren no será el foco de nuestra atención sino el hijo de nuestro tradicionalista. Pero este abordaje no será el solente –si es que puede permitirse titular solente a cualquier roce de la narrativa de Clemente, el extraño, Palma–. Es decir, hoy no disertaremos acerca de Cuentos malévolos o de Historietas malignas sino de un lado indebidamente derogado en la minúscula bibliografía sobre nuestro autor. Nos referimos a su novela XYZ, que hoy nos servirá de pretexto para conversar sobre la Ciencia Ficción y re-valorizar a Clemente Palma.

Marionetes

La novela no sólo nos ofrece la historia del científico Rolland Poe, narrada por William Perkins ya sea en forma de testimonio o desde las cartas que el científico le enviaba. Poe, el doctor XYZ, a manera del Edison de La Eva Futura, exiliado en su isla Rolandia, crea una serie de andrógenas, copias fidedignas de las estrellas de Hollywood,  a partir de la mezcla de albúmina con huevo, viviendo plácidamente hasta la llegada de la industria cinematográfica, que enterada del parecido de los originales y copias ve en ello una fértil oportunidad para los negocios. Así, luego de raptarlas comercializan con su imagen un espectáculo que implica un ocultamiento de la vedad de los hechos, la que se encargará de manifestar, trágicamente, Rolland, que tras hacerlo acaba suicidándose. Pero sólo conociendo estar historia quedamos a medias en la comprensión: es necesario el contexto social, ver cómo se tratan y traducen los cambios sociales en la obra literaria.

La relevancia de la novela se enfatiza al traer a colación el contexto. La obra es publicada en 1934, año en que la situación internacional, según las memorias del Banco Central de Reserva del Perú, se halla en un proceso de rehabilitación luego de una guerra de carácter económico que diera paso a la crisis de la Gran Depresión. A no ser en EE.UU., las medidas para acelerar una superación de la misma resultan insuficientes, ya que “afectan sólo a los países cuyos gobiernos las implantan” (10). Uno de los aspectos más resaltante de este documento es la exhortación a “hacer imperar asimismo normas de carácter más humano en beneficio general, capaces de destruir el egoísmo que parece ha presidido la política de muchos estados y las decisiones de sus dirigentes” (12). Cabe señalar, justamente que este plano, el político, juega un papel determinante para la tecnología, ya que como un conocimiento “sirve no solamente para dominar a la naturaleza, sino que puede también servir para dominar a los demás hombres y, que, en consecuencia, aquellos que tengan más conocimiento, tendrán también mayor poder” (Abugattas, 2005: 27).

Observamos así como XYZ está inmersa en un proceso de continuidad, el de la Ciencia, que expresada (realizada) en la Tecnología ha venido patrocinando el Progreso desde la primera Revolución Industrial. Es necesario resaltar esto. La Tecnología comienza a jugar un importante papel en la vida del hombre en tanto va generando nuevas relaciones con el entorno a través de la información, a tal punto que pueda hablarse de una organización tecnológica de la sociedad. La tecnología construye un espacio de imágenes que sustituyen paulatinamente las búsquedas y preocupaciones trascendentales (dígase ontología, metafísica, ética o moral), empresa que se justifica en base al espíritu práctico de la utilidad, lo cual, a  su vez, denota un narcisismo tecnológico: máquinas, robots u herramientas tienen el fin único de servir al hombre, que sigue siendo la medida de todas la cosas… aparentemente.

Como vemos el Progreso, la Economía –la vida del hombre  en sus más diversos enfoques–, dependen en grado sumo de la Ciencia. El mundo, pues, prosigue su proceso de modernización, “conjunto de procesos socioeconómicas que diseñan la ciudad moderna (urbanización, industrialización, etc.), crean las nuevas Tecnologías y los  sistemas de comunicación de masas” (Velásquez, 2004: 19).

Ante este nuevo paradigma, la Ciencia Ficción (CF en adelante) comienza a dialogar, proporcionando nuevas compresiones ante los cambios que  asolan el mundo. Estas comprensiones, para nada acordes con la idea del Progreso o del rotundo beneficio de la tecnologización, plantean por el contrario sus riesgos y problemáticas, situación que resulta incómoda para quienes defienden tales creencias. Así, una manera de comprender de la CF ya no sería ver al hombre como la medida de todas las cosas, mas bien plantearía si ante la imperante tecnología el hombre continúa siendo el centro y en qué medida ella ha colaborado para que deje de serlo. Nace, pues, esta vertiente de Lo Fantástico, de una reflexión sobre la situación del hombre en vista del progreso de la ciencia y cómo sus aplicaciones influyen en su vida. Por ejemplo en el caso especial de XYZ, como se indica en el prólogo, nace como un “proyectado de escribir una novela sobre el cine” (Palma, 2006: 124), es decir, como un modo de entender la Tecnología. No obstante dicho quid no resulta ser la madre del cordero en esta novela sino el modo en que la ciencia determina el ritmo de los destinos de lo que Palma llama “romance grotesco de marionetes”.

Detengámonos ahora en esta última oración. El  romance recupera un término cultista y arcaico para designar a la novela; recordemos, además, que el romance, de cuño medieval, trataba temas populares. Haciendo hincapié en lo popular es que relacionamos y hallamos inmediatos vínculos con la siguiente palabra: Lo grotesco, que igualmente en el Medioevo significa la expresión más  sentida del pueblo. Hasta aquí vemos una predilección por una temática común, es decir, común en la medida de su expresión, alejado de la épica o la estética clásica y dirigida a un público llano. No obstante el asunto troca en ambiguo cuando  rehacemos el argumento: Rolland Poe es un  excéntrico científico que pretende fabricar una humanidad artificial. ¿Es esto común? A partir de esta interrogante es que comienza a irradiar el subtítulo de la novela: “Grotesca”. El término, ya señalado como popular, es a su vez un estilo bárbaro (una vez más el romance), no obstante, en esta oportunidad rescataremos los rasgos tanto medievales como románticos de Lo Grotesco, asignándole un valor que será afín con ambiguo, con dobletud y que se referirá a un aspecto estilístico.

Ahora, sin olvidar  un último término, el de marionetes, veremos en la intención de Palma el plantear el caso “de la criatura”, “de la creación”, de la cual se tiene control al ser el símbolo de la anomia. El problema que originan las marionetes es la indefinición: son las andrógenas, pero, igualmente, lo son los hombres de carne y hueso. Es así como se aborda en la novela la disyuntiva de la  identidad: Rolland Poe es el inventor, pero también es criatura de su Dios, la ciencia, encarnada en el Radio. Asimismo, la marionete se convierte en subversiva de la verdad, ya que a pesar de ser una copia deficiente está a su nivel, a tal punto que provoca confusión, solapada con el juego del “entretenimiento” (Cine). Concluyendo, la marionete es tanto la criatura y el creador. Somos pues un fragmento, una escisión, un campo grotesco que la CF amerita especificar y definir. El nuevo reto –ya en XYZ– sería el de determinar en cuánto la Ciencia nos vuelve marionetes y en cuánto nos hace más humanos. Movidos por este fin hemos planteado el siguiente seguimiento: el doble, la estilística de la dobletud, Lo grotesco y el poder crítico dentro de la CF.

Doble

Cualquier profundización no podría pasar por alto lo que llamamos  la poética Palmista, la poética del Mal. Consideramos que en él hablar de Mal –si bien no deja de implicar lo cruel y lo extraño– es también una dilatación, una proyección que enriquece “el hacer” del peruano, pues en su escritura el Mal es energía, libertad, además de belleza. El Mal más conocido hasta ahora es el explorado en sus cuentos. Se trata de un Mal seudo científico que se nutre de las alas más duras de la llamada novela negra alemana donde su príncipe no es otro sino T. A. Hoffman. De esta manera, una de las particularidades más interesantes nos los presenta el Tema del Doble. Queremos detenernos en dicho elemento al considerarlo cenit de una de las principales preocupaciones de nuestro autor como bien lo hace notar Gonzalo Portals:

Lo cierto es que a la hora de hablar de él el elemento sobre el que merece detenerse más de una vez, y que constituye piedra angular en su ejercicio literario, es el que atañe al doble o a la división del yo(…) … ya en cuentos como “Un viaje extraño”,  “La Granja Blanca”, “El príncipe alacrán”, “Una historia vulgar” o  “Leyendas del hachish” nuestro autor había presentado de manera paradigmática las relaciones entre hermanos, alter egos o narradores/personajes- enraizamientos que plantean la dificultad que muestra el ser humano para conocerse y entenderse cuando se percibe dividido entre impulsos antagónicos (Portals, 2005: 226).

 

 

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