| II.
Las Jornadas
Y
llegó el lunes 16. Habíamos previsto
que las inscripciones comenzaran a las 9.30 de la
mañana en la Secretaría de Literatura
en la Facultad de Letras de San Marcos. Sin embargo,
a esa hora las carpetas y los programas aún
estaban en imprenta, y la gente hacía cola
en la Secretaría. Todo lo demás fue
correr.
Las delegaciones extranjeras más grandes fueron
la boliviana y la chilena, seguidas por la brasileña
y otros países visitantes, de los cuales solo
hubo una o dos personas por lugar. De las delegaciones
peruanas, las más grandes fueron las de Arequipa
y Huaraz, pero también llegaron algunos de
Lambayeque, Puno, Iquitos e Ica. En total, vino gente
del Perú, Bolivia, Chile, Brasil, Ecuador,
Colombia, Argentina, Venezuela, Estados Unidos y Alemania,
entre estudiantes de pre, posgrado y graduados.
El lunes, además de las inscripciones, que
se completaron gracias a la llegada de carpetas y
programas casi a tiempo, vino la inauguración,
en la que estuvieron los “Caballeros de la décima”,
tres brillantes decimistas, y el grupo “Teatro
del milenio”. Estos últimos presentaron
el Son de los Diablos, acción que realizan
como parte de un movimiento por la revalorización
del rol histórico de los negros en el Perú,
en conmemoración de los 150 años de
abolición de la esclavitud en el país.
Después de la ceremonia, nos fuimos todos al
Queirolo, un bar situado en el centro de la ciudad.
Foto
cedida por nuestra amiga Natalia Saavedra |
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Durante el resto de la semana, el evento fue adquiriendo
ritmo. El eje de las Jornadas fueron las ponencias,
a través de las cuales pudimos escuchar y enterarnos
acerca de los temas que ocupan el interés de
los estudiantes y jóvenes investigadores de
la Literatura latinoamericana en los países
participantes. Los trabajos expuestos suscitaron el
cuestionamiento acerca de lo que consideramos literatura
y de cómo ésta y los estudios literarios
latinoamericanos se vienen formando e instituyendo.
La memoria, la cultura popular, el testimonio, la
oralidad primaria (ritualizada o mediatizada), los
estudios coloniales, la marginalidad (como tema y
postura), las ediciones populares y la identidad,
fueron algunos de los muchos temas abordados desde
el estudio del discurso, ampliando nuestros horizontes
literarios.
Todo
ello fue articulado, además, con el desarrollo
de los talleres (Género y Literatura, Tradición
Oral Andina, Enseñanza de la Literatura, Teatro
Popular Latinoamericano y Ensayo Hispanoamericano)
y de las mesas redondas (Problemática del libro,
Escritores latinoamericanos, Interdisciplinariedad:
Cultura e Identidad y La verdad como relato a partir
del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación).
Paralelamente, en el Paraninfo de la Universidad Nacional
Federico Villarreal, se realizó un pequeño
ciclo de cine peruano, que incluía cortos,
medios y largos, en su mayoría documentales,
y todos de muy alta calidad. Este ciclo tuvo poca
difusión, pero fue muy interesante. Muchas
de estas cintas nunca se han exhibido en el circuito
comercial limeño.
También tuvimos otros eventos culturales, tales
como un conversatorio sobre revistas literarias, la
presentación del documental en progreso Soy
Andina, un recital poético, la presentación
de Rosa Cuchillo de Ana Correa y una noche de Cuentacuentos.
El último día nos reunimos en el auditorio
de la biblioteca central para clausurar las JALLA-E
San Marcos 2004. Uno a uno, los representantes de
cada país y ciudad subieron al escenario para
decir lo que les había parecido la semana,
y fue como despertar. Algo en el oído se desplazó
y vibró la sensación de diferencia,
de lo propio, cada uno habló con su propio
acento. Percatarse de ello fue muy significativo,
pues lo que nos transmitía eran las distintas
procedencias, cada una distinta de la otra, la cual
fue compartida y conectada a través de la literatura
y de la idea de ser latinoamericanos. Luego, la entrega
de certificados, fotos, abrazos y nostalgia anticipada.
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El sentido y la importancia del carácter estudiantil
de las Jornadas radica en la exposición de
las investigaciones en proceso, las cuales son enriquecidas
por la voluntad de colaboración y de aprendizaje
de los participantes, lo que conlleva a un intercambio
fructífero de puntos de vista y orientaciones.
Es cierto que el carácter estudiantil puede
presuponer la discontinuidad de la temática
de las Jornadas, pues la población estudiantil
está en constante cambio. Sin embargo, este
encuentro permite dar cuenta del proceso que se vive
en las diferentes localidades de los estudios literarios
latinoamericanos.
Tras los varios días de conversaciones en auditorios
acerca de Literatura y los Estudios Literarios Latinoamericanos,
la ciudad que nos acogió bullía y emanaba
de nosotros inconscientemente.
La
ciudad de Lima de pronto fue bonita y acogedora, aún
así desafiante, por su gran, gran tamaño,
y su desorden, que encierra su propia y desorientadora
lógica. Ver Lima a través de los ojos
de literatos de diferentes países fue como
redescubrirla y poder pensar que existen motivos de
agradecimiento a la ciudad de nuestros pesares cotidianos.
La intención desde el inicio fue presentarles
la Lima popular, en la que confluyen los orígenes
diversos de los peruanos. Los visitantes esperaban
una ciudad violenta y dura, y se encontraron con una
cosmópolis muy rápida, pero también
muy amable y no menos peligrosa que Santiago, La Paz
o Sao Paulo. Todos encontraron algo en Lima: el mar,
el Callao salsero, el Barranco de los poetas, el Centro
de Lima colonial, el Convento de Santa Rosa, etc.
Todos buscaban algo distinto en una Lima que logró
contentar a todos.
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