Marta
Bermúdez-Gallegos
Decir
no al olvido: La construcción de la memoria
en América Latina
Ediciones
El Santo Oficio, 2002 |
Una mirada emergente
Decir
no al olvido: La construcción de la memoria en América
Latina se suma a la lista hegemónica de ensayos
en donde el discurso interdisciplinario es asumido sustancial
y coherentemente por el autor en el plano de los Estudios
Culturales.
Partiendo
de sus anteriores libros, Poesía, sociedad y cultura:
Diálogos y retratos del Perú Colonial
(1992); y Poder y transgresión: Perú, metáfora
e historia (1996), Marta Bermúdez-Gallegos ha
abocado su centro de análisis en la otredad del discurso
en Hispanoamérica.
Decir
no al olvido presenta cinco capítulos donde el
eje motriz, siempre en discusión, gira en torno al
conflicto entre el discurso oficial y el no oficial. Bermúdez-Gallegos
se centra en géneros de función testimonial,
tales como el cine, la poesía, la novela y el periodismo.
La autora se dirige, en una especie de juego deconstructivo,
a las miradas subalternas plasmadas en estos géneros,
otorgándoles una sustentada relevancia por su función
testimonial interpelativa.
El
primer capítulo, titulado "El desencanto de
una generación desechable: Memoria y violencia en
Colombia en un testimonio cinematográfico",
se centra en el papel de los sicarios jóvenes de
la ciudad colombiana de Medellín; haciendo hincapié
en la película de Víctor Gaviria Rodrigo
D.: No futuro. Gaviria cumple el rol del intelectual
que le otorga la voz al subalterno: frente al discurso oficial,
la verdad general para todos, se adentra en lo corrosivo
para acercarnos la verdad del otro, un testimonio que reivindica
al ser humano bajo la imagen del sicario. Este es el papel
testimonial del documental, pues presenta el sentir rememorativo,
en torno a la realidad cotidiana, de este sicario suicida
al servicio del narcotráfico: el desechable.
El
segundo capítulo, "El poemario, la escritura
solidaria y la construcción de la memoria",
se centra en dos poetas: Antonio Cisneros (Perú),
y Juano Villañafe (Argentina). Bermúdez-Gallegos
los señala como referentes que van contra la impunidad
y el olvido promovido por el discurso oficial de los estados
nacionales de América Latina. Es interesante cómo
la autora plantea al poeta como el severo crítico,
cuyo papel distante de la narrativa, hace que la poesía
sea consistentemente utilizada como estrategia de construcción
de la memoria. El poeta se encarga de desarmar el canon
establecido por la historia para pasar a crear su propia
historia, poniendo a prueba el discurso poético y
satisfacer así el rol testimonial de la poesía.
Ello aduciendo que cada epígrafe o prólogo
incluido en el poemario declara su propósito testimonial
y de denuncia política a avasallamientos de carácter
represivo y violento: el poemario como fuente directa que
documenta un aspecto de la realidad.
El
tercer capítulo, titulado "El humor brechtiano
y su uso en la construcción de la memoria: El caso
de Osvaldo Soriano", se ubica en el contexto de la
dictadura en Argentina (73-83). En estos años donde
el periodista no podía mostrar la verdad al público,
pues ello lo llevaba a la muerte o al exilio, Osvaldo Soriano
(periodista de carrera), contribuye al discurso cultural
de la historización vislumbrando la realidad histórica
desde la ficción. Soriano encuentra una función
testimonial, mnemónica en el uso del humor brechtiano,
pues reconstruye de manera bufonesca esta etapa de brutalidad
y terror en Argentina. Su estrategia está en la utilización
de elementos de la cultura de masas (el humor, lo grotesco:
la carnavalización) para subvertir, deconstructivamente,
el orden jerárquico de la cultura dominante; permitiendo
la conexión directa y profunda del lector con su
dolorosa realidad histórica, a pesar de estar esta
configurada como ficción.
El
cuarto capítulo, "The Little School por
Alicia Partnoy: El testimonio en la Argentina", analiza
a Alicia Partnoy (desaparecida entre 1976 y 1983 por el
régimen argentino) y a su relato La escuelita.
Esta obra tiene una relación directa con su referente,
pues la autora fue partícipe y víctima de
todas las atrocidades detalladas. Partnoy edifica el principal
aspecto que la dictadura destruyó: la cotidianeidad
argentina, la esencia misma que los define como seres humanos.
La Escuelita encaja dentro de la tradición
testimonial latinoamericana por la otredad contrapuesta
entre dominantes y dominados. El propósito de la
autora sería dar voz a todos los silenciados por
el régimen fascista, cumpliendo la categoría
de sujeto testimonial comprometido.
El
quinto capítulo, "Fragmentación del cuerpo:
La escritura y la memoria en The little school y
Pasos bajo el agua", compara los relatos de
las escritoras Alicia Parthoy y Alicia Kazameh, refiriéndose
a la incursión de lo literario, el tema de la solidaridad,
lo sensorial, y la fragmentación, tanto corporal
como textual.
Lo
común en ambos relatos, está no solo en poner
como víctimas a obreros y campesinos, sino también
a un amplio sector de la pequeña y alta burguesía
contestataria e intelectual. En ambos testimonios la intencionalidad
es clara: la necesidad de mostrar al mundo la otra cara
de la tranquilidad burguesa, mediante estrategias perpetradas
por el terror organizado. Esto no se encuentra bajo la lupa
de lo referencial o documentado, pues ambas autoras construyen
un relato en donde predomina el lenguaje literario y el
carácter metonímico de comunidad.
Abocado
completamente a la función social de los géneros
artísticos, Decir no al olvido retoma la otredad
del discurso Hispanoamericano haciendo un doloroso revés
hacia lo rememorativo. Una notable propuesta de cómo
la memoria construye la fragmentación de los hechos
sobre una época; una realidad inimaginable que se
ve decodificada en la recepción del lector.
©
Francisco Izquierdo 
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