Alejandro
Susti
Casa de citas
Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica
del Perú, 2004.
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Casa
de citas
es el segundo poemario de Alejandro Susti. Aquí,
el hacer poético se constituye como tema fundamental.
Remitiéndonos hasta Cicerón, Susti nos
recuerda desde el inicio del libro que “no es
posible decir nada, por absurdo que sea, que no se encuentre
ya dicho y escrito por alguien en alguna parte...”.
El
título contiene también esta idea, entendiendo
a las “citas” como algo inherente a la poesía,
porque para el yo poético la poesía en
su esencia es siempre la misma: simplemente se le cambian
las palabras, el estilo y la forma. Bajo esta percepción,
el autor implicado incluye una serie de citas en cada
uno de los poemas. Es de resaltar la manera en que estas
se complementan con el resto de versos: las citas no
desentonan en ningún momento con la musicalidad
del poema, y si no estarían en cursiva, seguramente
pasarían (muchas de ellas) desapercibidas.
Regresando
al tema primordial del poemario, encontramos en el locutor
la preocupación por transmitirnos los problemas
que afronta con respecto a la construcción poética.
Así, en “Diáspora”, nos dice:
Futilidad
el discurso
nunca será llenado el espacio que separa el
discurso de la realidad
ergo nuestra hora es la Plétora
excelsas estrellas que cuelgan de la página
Esta
no es una preocupación nueva en poesía.
Sin ir muy lejos, recordemos a José Watanabe,
quien en su poema “Los versos que tarjo”,
perteneciente al libro El huso de la palabra,
nos dice, refiriéndose también al quehacer
poético y al problema de la lengua como representación
incompleta de la realidad: “Las palabras no nos
reflejan como los espejos, así exactamente, /
pero quisiera.”
El
locutor considera entonces a la lengua como insuficiente,
como instrumento que empobrece y deforma las ideas que
queremos transmitir con precisión.
Por
otro lado, existen también temas periféricos
introducidos mediante figuras retóricas, enriqueciendo
así el texto con la aparición de nuevos
elementos. Por ejemplo, en “Bestia de papel”,
el autor implicado confronta eficazmente los placeres
del sexo con los de la escritura obteniendo lo siguiente:
La
bestia de dos espaldas
ella jadea bajo su lomo brillante y encrespado
lúbrica lubrica el anillo blanco
el cero agujero por donde se perderá
el uno la tinta derramada
en la blanca hoja de sus labios
Otro
de los elementos recurrentes adyacentes al de la escritura,
son los que acusan la soledad infinita del yo poético,
quien reconoce siempre una ausencia, un eterno silencio.
En el poema “Tu voz” tenemos:
Tu
voz es ahora el olvido
y en esta página mi lengua
inscribe con aguja de aluminio
cristales
.
. . .simetrías
grietas en un oído
en el que no caben palabras
solo silencios
En
“Sin fin”, el último poema, se retoma
la esencialidad temática del libro. El locutor
nos transmite mediante una cita, que el anonimato es
una forma eficaz de inmortalizar la labor poética,
porque la poesía es imperecedera y perpetua,
independiente del poeta.
Es
necesario borrar los nombres propios
y mantenerse en lo infinito de la tarea
que llueva sobre el pasto
y rebroten las flores
(...)
papel de cielo convertido
en el invisible hilo
el ángulo tornasolado donde el universo
cabe
y regresa
encarnado en rosa
viento
marea
Esta
Casa de citas contiene en su interior la preocupación
inicial de todo poeta. Si es que la poesía es
original, o si no se trata más que de ingeniosas
transformaciones, de copias inconscientes, de mezclas
involuntarias. 
©
Jack Martínez, 2005
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