0.Introducción
El
proceso de evangelización no puede entenderse
sin la participación dual de evangelizadores
y evangelizados. Esta transformación tuvo como
finalidad la asimilación de quienes representaban
la inestabilidad político-religiosa del régimen
colonial. De hecho, las primeras versiones de los
cronistas españoles indicaban la personificación
de los indígenas a partir de una imagen contraria
de sus códigos; entiéndase: infieles.
Esta identificación de amenaza en contra de
los conquistadores fue aprovechada para justificar
la empresa. Así, el cronista Pedro Pizarro
al referir las riquezas halladas en los templos del
Cuzco, afrenta lo que allí se considera sagrado:
"Aquí viuían
muchas mugeres, que dezían ellas que eran mugeres
del sol, y finxían guardauan virginidad y ser
castas, y mentían, porque también se
emboluían con los criados y guardadores del
sol, que heran muchos." (1986: 92)
La
desacralización, por ende, llevaba a configurar
una misión inalterable: sucumbir no sólo
la organización político-militar andina,
sino, antes bien, desterrar todo vestigio de idolatría.
En este sentido, "El indígena
tenía pocas alternativas: aceptar la autoridad
colonial y seguir muriendo y viendo morir, acudir
al Inca de Vilcabamba descendiente del antiguo
opresor, que ya se iba dando por vencido en su resistencia
armada, o aferrarse a los dioses y usos milenarios
propios." (Varón
1990: [331]) Es así que frente a estos
propósitos de supervivencia, el Taki Onqoy
surge como estado de alteridad y método de
resistencia ante el invasor. Sin embargo, ¿qué
tan eficaces fueron los resultados que este fenómeno
otorgaba? No cabe duda que hubo mucho de transcultural,
en la medida en que se produjo una adoptada superposición
de los dioses cristianos sobre los andinos. De esta
manera,
Sujetos
los aborígenes a un severo régimen
por los conquistadores, no tardaron en desarrollar
todo un mecanismo de defensa cultural que fortificase
sus propios patrones de vida, tan duramente combatidos
por el grupo dominante. [
] Naturalmente, los
treinta años de evangelización bastaron
para que el cristiano se adentrase en la mentalidad
indígena; prueba de ello es el uso de nombres
de santos por algunos de sus profetas y la tensión
mesiánica perceptible al más somero
examen. (Millones 1973a: 85)
Pero,
¿dónde surgió toda esta iniciativa
andina? ¿Hasta qué punto puede hablarse
de una respuesta político-religiosa? Evidentemente,
podríamos advertir que las propias élites
andinas reclamaron una reacción de insurgencia
para con los conquistadores; no obstante, este interés
por reivindicar y reestructurar la historia radicaría
en insertar esa misma historia dentro del mesianismo
andino. Tal proyecto fue resultado de las constantes
rebeliones emprendidas por los propios indígenas,
lideradas por las propias elites andinas. Esa así
que, después
de
la ejecución de Atahuallpa, Pizarro designó
como sucesor al joven Túpac Huallpa, hermano
de Huáscar. El nombramiento de un nuevo emperador
permitía perpetuar las guerras civiles entre
los indios y Pizarro esperaba por otra parte, gracias
a un Inca aliado a los españoles, lograr
más fácilmente la conquista. Pero
el "reinado" de Túpac Huallpa fue
breve, no tardó en morir envenenado debido,
sin duda, a la instigación de Challcuchima,
uno de los generales de Atahuallpa. Es entonces
que Pizarro eligió a Manco para representar
el papel de Inca-Títere. (Wachtel
1973b: 106)
La
designación de un nuevo inca, que gozara de
la aprobación de esa misma elite, representaba
la aspiración de la sociedad incaica. Los indígenas
se reúnen dentro de un fenómeno religioso-cultural:
el Taki Onqoy; el mismo que, tras la "victoria
de Pizarro en Cajamarca, en 1532, reflejaba los resultados
de una lucha cósmica mayor en la cual el Dios
de los cristianos condujo a los españoles a
la victoria derrotando a las huacas y al pueblo andino."
(Stern 1982: 51)
Este movimiento, si bien recupera los espacios y tiempo
perdidos en una comunidad como Vilcabamba, constituye
una secta religiosa que no tarda en ser catalogada
como "herejía" por sacerdotes y conquistadores.
Ahora
bien, ¿sobre quiénes recae esta "secta"?
Los incas que se refugian en Vilcabamba pretenden
reivindicar el papel de un neo-estado a través,
no sólo en el plano religioso, sino, aun en
el discursivo. Efectivamente, uno de los protagonistas
de la última dinastía inca, Titu Cusi
Yupanqui, se ve en la necesidad de exponer su propia
versión de los hechos. En tal sentido, creemos
necesario exponer el punto de vista del primer acercamiento
escritural de un indígena ante los hechos de
la Conquista.
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