Rutinaria
1
Está bien, la lechuza.
La noche pendiendo de un bostezo.
La noche que corrompe,
la que vuela al sesgo. La que envicia.
Y el sol que aova en ti,
que disuelve tu ombligo, que te apaña.
El sol, el aguafiestas.
2
Ahora un trozo de muro,
la luz hincada en firme.
Gentes que van, y van, y se vuelven resina.
Tú que flotas como hora de astrolabio,
que te lees de corrido,
que sabes de la bulla y el silencio per cápita.
Tú, yo.
O el mineral difícil que nos saca de quicio.
3
Un acuerdo tácito de olvido
y quedamos conformes.
Hay lunas dando sánsara,
lunas que pican en tu espalda, que ruedan,
que te encienden.
Y fantasmas a gata.
Te vences. Te pones en cuestión.
Azul. Crepusculeando.
Tú, dos veces nacido.
4
Bueno, las garzas. ¿Y qué?
¿Oníricas?
1
Aire y maloja.
Un hombre entre la horca y el garrote.
Sobrevuelo.
Una mujer, la muela del molino.
Entrejunto la puerta:
estopa y brea en las heridas
y calambres
y sudores calizos
y delantal de carnicero.
Deletreo mi nombre.
Me limpio.
2
Tiende las redes. Se propaga.
Se balancea un hombre en un arco de círculo.
Una mujer destruye simetrías y hornillas
y palabras de punto
y el palo de la escoba.
El orificio y le mecha.
Ambos
y un ruido como de pluma abierta,
de melcocha caliente,
de piedra y cuchillo que se afilan.
Tomo impulso, me muevo a un lado, me escabullo.
La noche me tutea, me perfora con cuernos afeitados.
¿Me hará cumplir condena?
3
Las aguas se detienen.
Figuras que se apagan como fracción continua.
Ni semental. Ni ama de cría.
Ni el huevo en la cloaca.
Figuras al arder, sin brújula, sin número atómico.
Sin terreno de juego.
Pobre de mí.
Tuve un nombre común,
pero no llego al agua que me veo en el tobillo.
Que no se trata de cambiar figuritas.
Que despertar no es cuestión de avemarías.
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(Textos de Oficio del imaginaria, inédito)