Carne
Me senté a escribir algo hace un rato
y fue un desastre, absoluto
se fueron los niños que limpian el carro
solo quieren colgar embutidos en un sueño ecléctico
tendría una cueva bajo la arena
donde colgaría la carne para dios
y las masas aturdidas estallan
más de una vez, quieren inventarlo todo
es –desenterradamente– la venta de las entrañas
caminando sigilosamente, sin caer para siempre
pues, deseo de carne, comida y un poco de dios
donde las putas juegan a veces, los niños.
Visiones.
Silencio a veces, silencio
mis formas son comunes
las figuras reprimibles
el silencio de nuevo
como si ante ello
me desmoronara –lentamente–
El volumen maldito
hoy no quiero corresponder
a la formalidad del cielo,
la condición eléctrica
y la rebozante sobriedad
pues, la forma irreversible
la tendencia pasiva,
la proyección temeraria
el juego de unos labios
sabanas volátiles
como dos cuerpos
que niegan puntos
y reparten frustraciones
este dominó sonoro
me aturde y destroza
la noción humana
y esta mesa deforme.
Yo quiero volver
abría el aire atrapado repentinamente
de puentes llenos de basura
y de brisas que a veces sometían
vanamente recuerdos rojos
un dios violento y amable
no necesitaba una cruz colgada
ni bajo perfil, quería todo
maldita pasión humana
del nudo divino y blanco
de la leche y ventana
como perdemos la memoria
la exaltamos y saltamos
el mar se sienta en incomprensiones
opresión como tablas de un viejo muelle
puedo verlo desde tu ventana
puedo tocarlo cuando no sueño contigo
–y a veces imaginar un poco menos de ruido demoníaco–
Gente
Toda la gente, bursátil inclemencia,
reprimidos en su morbo de sangre
y en su feria de celos,
mírame a mí, a ella tal vez
directamente inconcebible
frustrante– adictivo
sociedad, tus genitales dramáticos
tu polvo y lagrimas, tu erecta ignorancia
capitaliza eso, bótame por tus extremos.
Azules
Sonidos de ramas que confundes en tu propia mente
como rodeado por azules desde que te has ido
hacen que quiera creer que el gris es sol
y nadie se odia por ahora, prendes
hasta que no eres tangible y pienso en ti.
Azules, azules, azules de siempre
que escuchan casi escondidos
arrancando almillas
soltando agua en contraste
dueña de un tacto débil
línea cursi sin tiempo adecuado
pero absolutamente cierta
notas y temple, sonríes
andantes ojos y basta
preguntas sobre distancia
desde tan lejos, cerca
pero vives sobre el concreto
y bailas sobre todos
cuatro patas, vienes, beso
y ya no te veo, ahora no.
Sentado en la Cocina
Estúpida flor sin rimas
te revelas sola
duermes sin saber
que alguien come
respiras imágenes
ríes en un pie
no como antes
cara familiar
acalorada despiertas.
© Yusef Simon, 2006 |